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Se cumplen cinco años desde que el Black Friday hirió de muerte al poker online

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Se cumplen cinco años desde que a últimas horas del 15 de abril de 2011, a la hora de la cena, el Departamento de Justicia de Estados Unidos bloqueara las webs de las salas de poker online más grandes del mundo: PokerStars, Full Tilt y Absolute Poker.

El FBI confiscó los dominios como colofón a varios años de persecución a los procesadores de pagos de los que se valí­an las salas para tramitar los intercambios financieros con sus clientes estadounidenses. La información recopilada dio pie a demandas contra las salas y a la detención de diversas personas relacionadas con ellas o con las entidades que serví­an de puente para el proceso de pagos.

El origen del problema radicaba en la entrada en vigor en 2006 de la ley conocida como UIGEA (Unlawful Internet Gambling Enforcement Act). Esa ley estaba diseñada para prohibir las transacciones de dinero proveniente del juego online ilegal a través de procesadores de pago estadounidenses. Para el Departamento de Justicia, el juego ilegal era todo aquel que vulnerara la Wire Act, una antigua ley de 1961 surgida para detener la transferencia interestatal de fondos conseguidos en las apuestas ilegales por la Mafia, mucho antes del nacimiento de Internet. Básicamente, cualquier cosa que no fueran las carreras de caballos cabí­a en el saco para aquella administración.

Aunque los fundamentos de la aplicación de estas leyes al poker online eran más que discutibles, algunos operadores, como Party Poker, pagaron una multa y se fueron por patas. Otros, como los tres mencionados, decidieron seguir con sus negocios en el paí­s de las barras y estrellas. Un riesgo que les rentó muchí­simo, pues pasaron a ser los referentes del sector.

Al principio, desde España, todo este paripé del bloqueo de las webs y la congelación de los fondos de los jugadores de Estados Unidos lo vimos un poco desde la barrera. Pobrecitos los jugadores norteamericanos , que no pueden acceder a las salas ni a sus cajeros. Los primeros cashouts producidos por el pánico amenazaron con echar por tierra la capacidad financiera de las salas, pero fueron tramitados una vez se pudo volver a conectar con los servidores. Los comunicados de prensa de las salas, que llegaron a la mañana siguiente, aseguraban que no habí­a peligro de que lo ocurrido en EE.UU. se fuera a trasladar al resto de sus clientes.

PokerStars y Full Tilt recuperaron su dominio en menos de una semana e incluso sacaron nuevos bonos para los jugadores del resto del mundo. Además de la zozobra causada en todos aquellos que pasamos aquella madrugada de abril intentando comprobar la seguridad de nuestros fondos, el efecto en el tráfico era innegable. Más de un tercio de los jugadores de poker del mundo habí­an quedado excluidos de las mesas.

Los primeros sí­ntomas de los verdaderos estragos causados por los años de persecución en la sombra aparecieron a final de mes en UltimateBet, que restringió la cantidad máxima de los cashouts. La declaración de bancarrota y el cierre definitivo llegaron 30 dí­as después, en mayo.

A pesar de que el Departamento de Justicia de Estados Unidos mantení­a en vigor sus demandas contra los operadores y sus gestores, las otras dos salas seguí­an operando con aparente normalidad; pero, como muchos sabréis, este cordón sanitario que parecí­a poner en cuarentena únicamente a la parte del negocio de estos operadores que estaba directamente dirigido a los Estados Unidos no existí­a en realidad.

Sin que nadie lo supiera, las intervenciones de las autoridades norteamericanas durante los años anteriores al Black Friday habí­a creado un socavón en las cuentas de la sala de los pros, mucho menos escrupulosos en la gestión del dinero que sus vecinos de la pica roja. Full Tilt era un proyecto casi comunitario de un grupo de jugadores muy importantes de Las Vegas, y a pesar de la falta de ingresos, gestores como Howard Lederer, Ray Bitar y Chris Ferguson y pros como Phil Ivey seguí­an recibiendo un dineral en sueldos y patrocinios.

Las noticias al respecto de Full Tilt eran cada dí­a más preocupantes. Demandas de gente metida en el ajo como Phil Ivey, rumores de venta de la sala, …. Su estabilidad estaba muy en entredicho.

Full Tilt Poker perdió su licencia de juego a finales de junio de 2011. Se supo minutos antes de que su cliente de software dejara de conectar con los servidores. Era penúltimo dí­a de mes y habí­a una muy buena promoción de Rush Poker, creo recordar. Vamos, que estábamos grindando como locos. A los que dejamos en la sala lo imprescindible para jugar pero se nos estaba dando bien el mes nos pilló con el cajero de nuevo repletito.

Para muchos fue el fin de su carrera en el poker online. Los jugadores con fondos congelados en Full Tilt Poker tardamos un año y medio en recuperar nuestro dinero, que nos fue devuelto a través de PokerStars.es con el mercado del poker online ya cerrado para los españoles. Los americanos no vieron un duro hasta bien entrado 2014. Los de Ultimate Bet… Esos, los pobres, se han quedado sin nada.

De disfrutar del poker online en la ignorancia inconsciente de los peligros de vivir en la alegalidad pasamos a la imposibilidad de jugar bajo una regulación que ha sido y es estrangulante para el jugador español. La ví­spera del Black Friday fue el último dí­a de tranquilidad que vivimos muchos jugadores de poker online en España. El 15 de abril de 2011. Un dí­a para recordar con pena en el corazón.