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Clonie Gowen, la mujer que perdió su carrera por enfrentarse a Full Tilt

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La mujer de la que vamos a hablar hoy tuvo un papel muy relevante en la historia de Full Tilt Poker. Más de lo que la gente admite recordar, aunque su salida de la sala imagen es difí­cil de olvidar.

En los mitos griegos, siempre habí­a circunstancias extraordinarias que rodeaban el nacimiento de un bebé y anunciaban un destino especial para él. A Clonie, estas circunstancias simplemente le valieron un nombre. Su madre dio a luz en medio de un ciclón en Kiowa, Oklahoma, a finales de noviembre de 1971. Tuvieron que trasladar a las parturientas al sótano del hospital, y por eso su padre tuvo la idea de poner a su hija el nombre de Cycalona A. Beatty.

Aprendió a jugar al poker por medio de un noviete del instituto. Con él jugaba a Dungeons&Dragons, pero los padres del chaval preferí­an sentarla a la mesa a jugar a las cartas.

Cuando cumplió 18 años empezó a colarse en los casinos para jugar stud -en la mayor parte de Estados Unidos, la mayorí­a de edad legal son los 21-. Clonie se casó joven, con 21 años, y tuvo una niña con 23. Se divorció del padre poco después, y aprovechaba los fines de semana en los que le tocaba la custodia de Morgan a su ex-marido para visitar las poker rooms de los estados vecinos a Texas, donde viví­a.

Se volvió a casar, montó un negocio, y su pasión por el poker se restringió a las timbas caseras de su ciudad, Dallas. Su medio de vida era una agencia de viajes, que abrió con un préstamo que le dio su madre. Las cosas le iban de maravilla, y en el verano de 2002 planeó unas vacaciones familiares en Costa Rica.

Pasaba por aquí­…

Curiosidades de la vida, un nuevo circuito de poker, el World Poker Tour, organizaba el segundo torneo de su historia en el paí­s centroamericano. La entrada era de 500$, y se la podí­a permitir. Clonie, que era una chica muy guapa, se ganó a las cámaras, que la siguieron muy de cerca hasta la décima posición final.

Clonie se convirtió de la noche a la mañana en la estrella de las retransmisiones de Travel Channel, y seis meses después decidió vender la agencia de viajes y hacerse jugadora profesional a tiempo completo, mientras su marido cuidaba de su hijo recién nacido. Según declaró más tarde a la prensa, en ninguno de los nueve años que llevaba jugando habí­a perdido dinero, y la repercusión de su primer WPT la convenció dedicarse por completo a su pasión.

Cautivando a las cámaras

Seis meses después, el WPT decidió hacer un capí­tulo especial, «Ladies Night Out». Era un sit de seis personas con un premio de 25.000$ dedicado especialmente a las jugadoras de poker. Allí­ iban a estar Jennifer Harman, la única mujer con acceso al cí­rculo de high stakes de Las Vegas; Kathy Liebert, que llevaba una década demostrando ser la mejor jugadora de torneos; o la estrella emergente Evelyn Ng, la protegida de Daniel Negreanu.

Alguien se acordó de Clonie -cómo no acordarse de la luminaria más rutilante de uno de los primeros éxitos de audiencia del circuito-, y allí­ se fue para ganarlo. A dí­a de hoy, la primera noche de las chicas sigue siendo de los episodios más vistos de la historia del WPT, y Cycalona llamó la atención de todo el mundo del poker, incluidos los mandamases de Full Tilt Poker.

Parte del germen de Full Tilt Poker

Un selecto grupo de los high stakers de Las Vegas acababan de decidir subirse al carro del poker online. En vez de un patrocinio, decidieron buscar la verdadera fuente de ingresos de todo el tinglado, una sala capaz de competir en un mercado emergente como era el de aquella época.

El verdadero banderí­n de enganche y el mayor atractivo de la sala acabarí­a siendo su software, pero ese dato se les escapaba por aquella época. El punto principal del plan de negocio era venderse a sí­ mismos, crear un punto de encuentro en el que un jugador anónimo podrí­a compartir mesa con los pros de la tele, leer consejos sobre estrategia escritos por su mano y conseguir asientos en los torneos más selectos a los que acudir con el mismo logo y lí­nea de ropa que sus í­dolos

Full Tilt quiso salir al mercado con una cuadra bien surtida y con mucho tirón entre los recién llegados al poker. Lo importante era el nombre. El nombre y la imagen. En el apartado masculino, el mí­nimo estaba más que cubierto. Contaban con Phil Ivey, nada más y nada menos, y con Chris Ferguson, Howard Lederer, Gus Hansen, John Juanda, Erik Seidel… Pero en el femenino cojeaban. Tení­an a Jennifer Harman, pero ella era uno de los chicos. Su sitio estaba en la Bobby’s Room, no haciendo promoción.

Ferguson estaba encandilado con Clonie Gowen. Desde el principio de los tiempos, los jugadores de poker se han quejado de que para las mujeres siempre ha sido más fácil para conseguir patrocinios. Una cara bonita y unos minutos de televisión en alguno de los programas grabados en los torneos importantes eran más que suficientes para que alguien estuviera dispuesto a pegar un logo el hombro de una jugadora. Consecuencias del machismo que destilaban las poker rooms de antaño y de la demografí­a de la clientela. En este caso es probable que hubiera algo más. Chris y Clonie estaban solidificando una relación sentimental. Al menos eso transpiraba en los mentideros de las Vegas.

Clonie obtuvo un trato especial, reservado al cí­rculo más reservado de los pros de Full Tilt Poker. El acuerdo se escenificó en una suite que ocupaba Phil Ivey en el Golden Nugget. Allí­ estaba la plana mayor, con Ray Bitar, y a Clonie le ofrecieron un 1% de la compañí­a para actuar como representante de la sala. Según Lederer, la compañí­a matriz será Tiltware, la propietaria del software, y Full Tilt le alquilará la marca y sus servicios por un precio que distribuirán entre todos. Clonie sale de la reunión convencida de que es tan propietaria de Full Tilt Poker como el resto, aunque todo lo que tiene como prueba es la calidez que le ha dejado en la palma un apretón de manos.

Así­ se hací­an las cosas en Full Tilt Poker de aquella, y ahora sabemos que así­ se siguieron haciendo durante los años posteriores, aunque su lanzamiento fuera un éxito y su crecimiento en los siguientes meses fuera meteórico.

Imagen de la compañí­a

La agenda de Clonie se empezó a quedar pequeña. Escribí­a para diferentes revistas, jugaba todos los circuitos y cumplí­a su cuota de horas en las mesas online. Cada vez tení­a más presencia en las campañas de marketing y Full Tilt cada vez se hací­a mayor.

En 2006, Ferguson preparó un especial de 28 páginas con la revista Maxim, con la excusa de la cercaní­a de las próximas WSOP. En realidad es un publirreportaje de la sala. Las páginas centrales son tres fotos muy sugerentes de Clonie, que anteriormente habí­a rechazado posar para Playboy. Chris Ferguson ,en una entrevista para Bluff, confesó que la tuvo que convencer de que «era hora de que hiciera un pequeño sacrificio por el equipo».

Al aceptar un rol de sex symbol que nunca quiso buscar, la fama de Clonie alcanzó su máxima expresión. Durante 2007, apareció varias veces en el programa de televisión estrella de la marca, «Poker After Dark», y es indudable que se mantuvo fiel a sus obligaciones con la sala. Pero su relación con Chris se enfrió y esto iba a traer consecuencias.

Una piedra en el zapato de Lederer

En mayo de aquel año, Lederer decide que es hora de que los pingí¼es beneficios que está generando Full Tilt Poker desde que tomó la decisión de permanecer abierta tras la aprobación de la UIGEA en octubre de 2016 reviertan en los propietarios. Una buena parte del dinero se distribuye entre el cuadro original de pros de la sala, pero Clonie se queda fuera del reparto.

Su situación en Full Tilt se enrarece con el paso de los meses. Podrí­a decirse que con el paso de las horas. En los foros se critica su falta de resultados. La verdad es que, aparte de un paralelo de 2.000$ del WPT en diciembre de 2005, no ha pisado una sola mesa final de importancia en toda su carrera.

Sin embargo, Clonie se aferra a su estatus dentro de Full Tilt Poker, que al menos se traduce en viajes pagados y entradas a torneos. Su presencia empieza a ser una molestia. Lederer intenta establecer un nuevo punto de partida, y le ofrece 250.000$ como pago por sus antiguos servicios. Gowen lo rechaza, y advierte a Lederer que su porcentaje en Tiltware vale mucho más que eso.

La decisión de librarse de ella está encima de la mesa, pero Clonie se defiende en el terreno menos esperado. En julio de 2008, frente a 235 rivales, Clonie gana la cuarta edición de la Bellagio Cup, por 437.775$ y rompe la barrera del millón de dólares ganados en torneos en vivo. En septiembre se emite su tercera victoria en «Poker After Dark», frente a Phil Hellmuth, David Williams y Phil Laak, y en octubre gana el Gold Strike World Poker Open en Tunica, Mississippi. Otros 193.224$ para su cuenta y un zarpazo más a todos los detractores que la calificaban de florero.

Despido y demanda

Lederer no aguanta más. El momento de echarla por su poca competitividad en las mesas ha pasado, pero no hay vuelta de hoja. Clonie ya no es bien recibida y el 11 de noviembre de 2008 le comunican que el acuerdo de patrocinio se da por terminado.

Tres dí­as después, Clonie formaliza una demanda en la que reclama 40.000.000$ como compensación. No se guardó nada en el trastero. Salí­ó cañoneando sin miedo a desperdiciar pólvora, mencionando nombres y detallando la increí­ble manera de hacer negocios que tení­an los máximos responsables de una empresa que ella valoraba en 4.000.000.000$: los préstamos bajo mano a los accionistas, la irresponsable distribución de un porcentaje inmenso de los beneficios corrientes….

La noticia hizo correr rí­os de tinta, que dirí­a el otro, aunque el enorme alboroto que se formó alrededor de la vista preliminar estuvo conformado más bien por pí­xeles.

Detractores y… detractores

Mucha gente sabí­a o al menos sospechaba que en el trasfondo de las malas relaciones laborales subyací­an temas personales. Puedo no tener más base para esta afirmación que la que suele manejar un tertuliano de Sálvame, pero existen párrafos muy acusadores de un invitado que en principio no tení­a nada que ver en la fiesta.

Daniel Negreanu estaba pasando una época muy mala. Su divorcio le habí­a afectado muy profundamente, y sus amistades más í­ntimas advertí­an que eso le habí­a llevado a recurrir en demasí­a al alcohol. En estas circunstancias, el ataque de Clonie a personas tan cercanas a él como Mike Matusow provocó una airada y no demasiado meditada diatriba en su blog.

«Se le ha ido completamente la olla y se está inventando todo. No hay puñetera manera de que le ofrecieran un 1%, ni de coña. Esto parece más la extorsión de una ex-novia loca que otra cosa.

Está claro lo que quiere hacer. Quiere montar un pollo con la esperanza de dar el pelotazo, confiando en que FTP se lo puede permitir y prefiera darle dinero para librarse de ella. Es oficial. Clonie ha perdido la razón y probablemente acabará sin nada, arruinada y fuera del poker en los próximos dos años. Se acabó para ella».

Barry Greenstein le dio réplica, intentando rescatar un poco a Daniel de sus propias palabras. Es importante transcribir sus reflexiones, porque refiere una de las claves para conocer la verdad tras las reclamaciones de Clonie.

«No estoy de acuerdo con Daniel en que esto arruine su carrera (la de Clonie), lo que creo que quiere decir él es que es muy complicado para un jugador normal de torneos ganar lo suficiente para pagar las facturas sin ningún tipo de patrocinio. No me da la impresión de que ella compense sus ingresos con lo que saca en otras partidas, aunque sí­ que gana algo actuando como monitora en escuelas.

Recuerdo vagamente que me dijo hace algunos años que ella pensaba que le iban a dar una parte en la empresa, pero uno pensarí­a que tendrí­a eso solucionado durante el primer año en que representó a la compañí­a. Parece raro que lo saque ahora después de tanto tiempo.»

Sin pruebas que respaldasen la versión de Clonie Gowen, el juez decretó que la demanda carecí­a de fundamento y no seguirí­a su trámite. Al fin y al cabo, ella llevaba cuatro años paseando el logo de FTP por los circuitos y no podí­a negar que era la sala la que corrí­a con los gastos. Pero, como dijo Greenstein, habí­a muchas personas que habí­an oí­do la historia de boca de Clonie en los dí­as de vino y rosas, cuando el tema surgí­a en conversaciones inocuas sobre lo bien que le iban los negocios a todos en los inicios de Full Tilt y no habí­a razón para inventarse nada.

Clonie apeló y el caso volvió entrar en la rotación de los juzgados, aunque esta vez los plazos se alargarí­an dramáticamente.

Bye, bye, Clonie

Como profetizó Negreanu, la estrella de Clonie desapareció del universo pokeril. Lederer, Bitar y el resto de la pandilla eran unos héroes, le habí­an plantado cara al gobierno y habí­an mantenido encendida la llama del poker online en Estados Unidos. Obviamente, nadie iba a patrocinar a Clonie y, lo que es peor, nadie se iba a poner en contra de Lederer comprándole acción.

El canto de cisne de Clonie Gowen fue un deep run en los Aussie Millions de 2009, dos meses después de poner la demanda. Despareció del mapa completamente, y su nombre quedó como relleno de los tí­picos hilos de los foros en los que algún nostálgico pregunta «qué fue de» aquel y aquel otro jugador que salí­ en la tele hace una década.

El último insulto que le reservaba Full Tilt a Clonie fue su cierre en abril de 2011, el Black Friday. La apelación sobre su millonaria demanda obtuvo sentencia favorable en junio de 2011, pero para entonces Full Tilt estaba difunta y enterrada por el gobierno estadounidense y no habí­a a quién presentársela. Tener un 1% de Full Tilt era más un marrón que un activo.

¿Qué fue de…?

Como nosotros somos de ese tipo de nostálgicos de los que hablaba antes, hemos rascado un poco a golpe de buscador y te podemos decir que sí­, que Lederer y compañí­a consiguieron borrar definitivamente del mapa a Clonie Gowen. Pero aún existe Clonie Villani, casada por tercera vez con un bombero australiano que participó en un reality en su paí­s -ahí­ queda eso-.

Esta nueva reinvención de Cycalona sigue manteniendo al menos una pizca de pasión por el poker. El GPI recoge una caja en el Crown Casino en septiembre de 2011, y le adjudica una bandera australiana, pero la última entrada del resumen de su carrera es de 2014, en un festival local de Oklahoma, su estado natal. Si hacemos caso de los rumores publicados en Assopoker, es probable que Clonie, ya establecida en los Estados Unidos, haya incluso retornado a patear las poker rooms de Texas, donde hizo su primer dinero con el poker.

En todo caso, ha sido un placer visitarla de nuevo. A todo el mundo le habrí­a ido mucho mejor si hubiera hecho caso de su relato de las maquinaciones que se traí­an los dueños de Full Tilt Poker detrás de la fachada de neón que presentaban al mundo en 2008. El tiempo ha quitado la careta a quienes la tení­an por un objeto decorativo despechado y le ha dado la razón a ella: todo lo que contaba no era más que el reflejo de la irresponsable forma de hacer de Ray Bitar, Howard Lederer, Chris Ferguson y compañí­a.

Nos lo advirtió. Y nadie la quiso escuchar. El templo de las nosebleeds era demasiado bonito como para mancillarlo con la simple excusa de las sospechas de una mujer despechada. Lo sentimos, Clonie.

Fuentes: Gamboool!, 1 y 2, PokerNetwork, 1 y 2, The New Yorker, New York Times, Dallas Observer, Global Poker Index,1 y 2; Bluff y Assopoker. Fotos: Pokerplayer365, Maxim, FTP