Hace unos días, el jugador de high stakes Ola Amundsgí¥rd, molesto por el camino que lleva la futura regulación en Noruega, decidió demostrar de una forma bastante original a los políticos de su país que el poker no es un juego de azar, sino de habilidad, en contra de lo que establece la citada legislación.
Retó a los políticos a jugar con él un heads-up freeroll de 10.000 manos por un premio de un millón de coronas (170.000$), que él mismo pondría de su bolsillo y que se llevaría íntegramente el ganador. Así, el político de turno podría conseguir un premio enorme o quedar en el más absoluto de los ridículos.
Yo, la verdad, no tenía muchas esperanzas de que los políticos le siguiesen el rollo. En España alguno habría picado, porque hacerse publicidad -aunque sea mala- es un caramelo muy dulce. Pero en Noruega, la vida es mucho más seria y pragmática.
Bueno, el caso es que un político ha aceptado el reto de Ola. Se trata de Erlend Wiborg, del Partido Progresista.
Lo ha anunciado en su blog personal. En el post ha comentado que cuenta con el visto bueno de su grupo parlamentario y ha reconocido que será un rival fácil para el pro (lo que no tiene mucho sentido si consideramos que ellos piensan que el poker es un juego de azar…).
Amundsgí¥rd es uno de los ganadores más sólidos de los niveles nosebleed. Este año lleva acumulados beneficios por valor de unos 3,3 millones de dólares en sus cuentas de PokerStars («Odd_Oddsen») y FullTiltPoker («no_Ola»). Tiene tanta ventaja sobre su futuro rival, que estoy convencido de que ni la mayor travesura matemática de la Historia de la Humanidad podría hacerle perder el duelo.
Ojalá el acercamiento de los políticos al poker sirva para que en Noruega sigan el modelo de sus vecinos daneses de cara a la regulación.