Inicio Actualidad de poker Patrik Antonius reniega del poker moderno: ‘Es demasiado serio»

Patrik Antonius reniega del poker moderno: ‘Es demasiado serio»

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Los cajeros del King’s Casino de rozvadov estuviero extremadamente activos durante el High Roller for One Drop. Hubo 144 transacciones de los 111.111€ que costaba la entrada. El field estaba plagado de grandes jugadores, no faltaba ningún highroller europeo, se apuntaron bastantes grandes nombres de otros continentes y se dejaron ver antiguas estrellas mucho menos activas hoy en dí­a, como Gus Hansen o Patrik Antonius.

Todo muy bonito, muy chachi, muy cool. Hasta que el tanqueo se generalizó en las mesas.

La lentitud en el juego exasperó a muchos de los particpantes, acostumbrados ya a utilizar el reloj de torneos en otros circuitos y casinos que organizan este tipo de torneos, como el PSC, el WPT o el Aria.

En la crónica del evento hicimos referencia a las quejas de Steffen Sontheimer, apoyadas por retuits de muchos presentes en Rozvadov, incluidos Sergio Aido y Adrián Mateos. Una visión especialmente interesante es la expresada por Antonius ante los micrófonos de Pokernews. El «Black Lutos» fue uno de los pioneros tanto de los circuitos internacionales como de los high rollers, y es interesante conocer cuál es su visión sobre lo sucedido en la República Checa.

Personalmente, no me gusta la evolución que ha seguido el poker, cómo la gente ha ralentizado el juego. Ahora es menos arriesgado y menos divertido. La gente se lo toma demasiado en serio, si quieres saber mi opinión.

El juego moderno no es bueno para el poker. El poker es un juego ameno, la gente empieza a jugarlo porque es divertido. Claro, quieres ganar dinero, pero en cierta manera se ha vuelto demasiado serio.

El tanqueo es como un virus, una epidemia que se puede expandir por una mesa en cuestión de minutos. Patrik contó cómo vivió en primera persona este curioso efecto.

Tení­amos una partida muy agradable. Todo el mundo estaba jugando a buen ritmo. Nadie se tomaba demasiado tiempo a no ser que tuviera enfrente una decisión muy importante. Entonces llegó el parón para la cena, y entraron uno o dos jugadores nuevos a la mesa. De repente, cada mano empezó a durar cinco, siete minutos. Un par de jugadores empezaron a jugar lento y todo el mundo empezó a copiarles.

El problema es que hay demasiados jugadores dispuestos a ser los desencadenantes del contagio. Las quejas de Sontheimmer eran generales y vagas, y alguien le quiso contestar de manera ácida señalando que los principales causantes del problema son el amplio cí­rculo de especialistas en High Rollers nacidos en Alemania al que pertenece. Sontheimmer, lejos de defenderse, se atrevió a darle la razón y a señalar también a varios de los jugadores que estaban en la mesa final.

Y austriacos (Mí¼hlí¶cker), bielorrusos (Badziakouski) e ingleses (Carrel) ¡Que los castiguen a todos!

La solución ya está inventada. Se llama reloj de torneos. Su uso sigue ganando terreno en el concierto internacional, pero el proceso está siendo dolorosamente lento.

Como dice Lee Davy en su peculiar análisis de por qué tanquean los jugadores, cuando el reloj de torneos se haya convertido en parte del mobiliario tí­pico de un torneo de poker, todo el mundo se adaptará y dentro de unos años, cuando miremos atrás, nos parecerá increí­ble que siguiéramos tanto tiempo con esta discusión.