El Comité del Parlamento Europeo para los Mercados Internos y la Protección del Consumidor debatirá la próxima semana un controvertido informe acerca de la integridad de los juegos online en la Unión Europea.
Según informa CardPlayerEurope, este informe redactado por la europarlamentaria danesa Christel Schaldemose busca un pronunciamiento del Parlamento Europea al respecto del juego online
El informe explica que cerca del 5% del dinero jugado en internet en la Unión Europea (más o menos 3.000.000.000€ en 2004) está relacionado con el fraude, lavado de dinero, adicción y juegos amañados.
También se explica que, de acuerdo al principio de subsidiariedad, los Estados miembros tiene el legitimo interés de controlar y regular los mercados de juegos para proteger a los consumidores.
Los puntos más interesentes:
- Pretende clarificar las competencias de los Estados y la UE en el campo del juego online.
- Piensa que La Corte de Justicia no debería definir el mercado del juego.
- Considera que el juego online es potencialmente adictivo.
- Advierte de los peligros de la interacción de los juegos online entre televisión, telefonía móvil y sitios web.
- Es de la opinión de que el juego online conlleva riesgos para los consumidores y la UE debe regular estos servicios.
En 20 Estados Miembros el juego está permitido, mientras que en siete está prohibido. Trece Estados tienen un mercado liberalizado mientras que seis son monopolio del estado y uno de ellos ha licenciado un monopolio privado.
El informe concluye (siempre según publica CardPlayerEurope) que la regulación se hace necesaria para la protección del consumidor, para mantener el orden público y prevenir fraudes y delitos, para mantener el orden social, cultural y moral (¿!!!?) y para prevenir que el juego sea una fuente de beneficios privados (de nuevo ¿!!!?).
De acuerdo que el juego online necesita una regulación a nivel europeo, como cualquier mercado. De acuerdo que el objeto de la regulación sea defender a los consumidores y evitar el fraude y el delito. Pero legislar en pos de un supuesto orden cultural y moral resulta un punto un tanto ridículo, igual que ese punto que habla de evitar «beneficios privados». Entonces qué son las empresas. ¿ONGs?
Veremos qué sale de todo esto.
