Liv Boeree es una de las entrevistas más agradecidas en el mundillo. Lo ha demostrado de nuevo en un formato de televisión llamado «London Real», que presume de entrevistar a las personas más interesantes del Reino Unido.
Responde con la seguridad en sí misma que le confiere su título en Astrofísica y el desparpajo de una estrella del rock, otra de sus más conocidas aficiones. Los temas, tan variados como se puede esperar de un acercamiento a una figura que no todo el mundo fuera del entorno pokerístico conoce. Un cocktail variado, fresco y muy apetecible.
La charla dura 45 minutos, y estas son algunas de las perlas escogidas por Lee Davy para CalvinAyre.
Los comienzos de una chica en el poker
No fueron tan horribles. Tenía 21 años cuando jugué mi primer torneo en vivo en una sala de Londres. Era un torneo con recompras de 5 libras y tenía otras 10 en el bolsillo. Había unos 125 jugadores en el torneo y todos me miraban como preguntando «¿Quién es esta tía?».
Resultó que todos fueron muy agradables. De aquella yo era diferente. Atraje mucha atención y a mí me encantaba. Pero puedo entender que para un principiante llegar a un entorno así y que todo el mundo se te quede mirando porque tienes tetas es bastante aterrador.
Los hombres se dividen en tres categorías. Los primeros son imparciales. Eso son normalmente los mejores jugadores. Hay una minoría abiertamente misógina, que te juegan de manera más agresiva o excesivamente amable. Y luego hay jugadores que te encuentran atractiva y flirtean. Esos normalmente son muy blandos. Afortunadamente, hoy en día la mayoría pertenece a la primera categoría.
Las cosas han mejorado muchísimo, aunque las mujeres siguen estando muy pobremente representadas (en el circuito). Me enfada mucho cuando se dice que el cerebro femenino no está diseñado para el poker. Me cabrea un montón. La falta de mujeres en el poker es probablemente una combinación de factores históricos y sociales. También factores evolutivos, que hacen a los hombres más competitivos y a las mujeres más protectoras. El poker se hizo popular en una época en que la mujer no era bien recibida.
El camino hasta ser una PokerStars Pro
Yo no diría que soy profesional. Hago otras cosas. Sí que me considero jugadora de poker, soy regular del circuito y con beneficios en lo que llevo de carrera.
Yo ya me había propuesto hacerme conocida en el mundillo del poker, pero no me esperaba ganar un torneo grande tan pronto (EPT de San Remo). PokerStars me ha mantenido a flote cuando he tenido rachas de mal juego o de malos resultados. Habrían sido momentos de mucha presión de no ser por ellos.
Hubo un momento en que me volví perezosa y conformista. Internet provee de muchas maneras de aprender a jugar al poker. El jugador medio de hoy es mejor que muchos de los mejores jugadores de 1998, por ejemplo.
Mi mejor ventaja es la experiencia. Llevo mucho tiempo jugando ya. Me he rodeado de los mejores jugadores del mundo y he aprendido muchísimo de ellos.
Las high stakes
Hay muchos jugadores que venden acción. Si juego high stakes, es raro que juegue con mi dinero al 100%. No jugué el torneo del millón de dólares de Las Vegas, pero mi novio (Igor Kurganov) sí lo hizo y fue terrorífico.
Yo jugaría si alguien me banca un 80%, por ejemplo, y siempre que yo sienta que la partida es ligeramente provechosa. Sería muy duro jugar contra los nueve mejores jugadores del mundo. Soy buena jugadora, pero no me engaño a mí misma.
La vida baller
Yo no ando por ahí metiendo billetes de 100$ en la ropa interior de los strippers. Mis amigos me llaman agarrada. Después de mi triunfo en San Remo me compré mi apartamento, porque pensé que sería una buena inversión. Me quedé mi Seat León cutre hasta que cogió moho. Ahora ni tengo coche y odio la ropa de marca, aunque me gusta tener buena imagen.
¿Dan Bilzerian? Estará por ahí, en algún lado. Yo no le llamaría jugador de poker.