No sé cómo andan en Florida de conocimiento básico sofre refranes castellanos, pero a Jason Mercier se le puede decir que le ha venido el niño con un pan debajo del brazo.
El chascarrillo es un poco ventajista, lo admito. Jason Mercier iba a acabar pinchando algo gordo sí o sí, porque lo lleva haciendo con regularidad desde que empezó en esto, pero sí es verdad que este del High Roller 25.000$ del WPT Finale es el primer gran triunfo desde la exhibición que dio en el Casino Rio el pasado verano, ganando el Player of the Year de las WSOP. Desde entonces se ha casado, ha anunciado que será padre y… básicamente nada más. Un deep run en el PSC Bahamas, para un modesto 14º puesto. Y si nos ponemos puntillosos, en las WSOP tampoco lo hizo bien del todo en No Limit Hold’em.
Mercier comentó que su mujer, Natasha Barbour, que es miembro del equipo de poker del Seminole Hard Rock de Tampa, se ofreció a darle lecciones de Hold’em de camino al registro para este torneo. Vamos, que había cachondeíto en casa al respecto. Pues ya ha estrenado su palmarés en 2017. Con un triunfo de 794.600$, frente a un grupo de excelentes jugadores en una de las mesas finales más complicadas que puede ofrecer hoy en día el circuito estadounidense. ¿Quién da lecciones a quién ahora?
Había un español entre los 29 jugadores que se disputaban el placer de experimentar esa mesa final, pero el sueño de David López se esfumó en una secuencia rápida y, ojalá, indolora. Se redujo, siendo minimalistas, a una defense frente a un robo de botón que salió rana y a un par de esfuerzos por reengancharse al torneo que se quedaron cortos. Todo se torció cuando Sean Winter empujó 20 ciegas contra la BB de David, que se negó a rendir su . No sabemos la mano completa de Winter, pero llevaba un que ligó pareja en el flop .
«Davaman» se quedó con s7bb, pero en la siguiente ronda logró robar algo y recibió AA en la BB, lo que le permitió doblarse ante Anthony Spinella. Un flip entre Justin Bonomo y Jonathan Little entretuvo al equipo de seguimeinto del casino, que no pudo recontar cómo David acabó en el ráil poco después, a la par que el británico Charlie Carrel.
Bryn Kenney, verdugo de Stephen Chidwick, y Jason Mercier, que le endilgó el título de «bubble boy» al alemán Rainer Kempe, limpiaron de europeos la lista de premiados. Un buen número de excelentes candidatos se quedó fuera de mesa final poco después de la burbuja, como Erik Seidel, Jonathan Little o Jake Schindler, pero aún así, el grupo conformado para la última mesa del torneo era, como dijo Mercier, «básicamente nueve pros, salido de un field mucho más duro que el del año pasado, aunque haya habido más participantes».
Justin Bonomo, Jason Mercier y Loni Harwood se aliaron, a veces literalmente, para eliminar al resto de jugadores. Por ejemplo, en la mano que echó a Jeff Gross, Loni y Jason pusieron sobre el tapete las cuatro jotas de la baraja. Gross, con dieces, repartió su stack entre ambos.
Y los tres, a la vez, se disputaron el torneo en una mano clave. El orden de stacks efectivos era el siguiente: Jason Bonomo era el bigstack de la mesa con más de 80bb, Jason Mercier le seguía a mucha distancia con unas 25, y Loni Harwood manejaba cerca de 20. Fue ella la que inició las hostilidades con un robo directo desde botón, apoyado en un , Mercier resubió con desde la SB para ofrecer el peor precio posible a Bonomo, pero Justin levantó y se dijo, vamos a ganar este torneo ya.
«Lo único que no quería ver era un rey», dijo Mercier. «un rey triplicaba a Loni y me dejaba fuera a mí, es decir me costaba 200.000$». El cayó en el turn, pero le siguió en el river un milagroso que le dio la vuelta a la tortilla. Jason volvía a estar dentro y además se ponía por delante de Bonomo para el heads-up, que despachó en una horita.