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El Team Cusí pierde a Pablo, el poker español a ExtremHard

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¿Cuál es el momento más emocionante que se ha vivido en el circuito español? Buena pregunta. Complicada de responder, si no eres una de las personas que estaba presente en el Casino de Barcelona en la mesa final del Estrellas Poker Tour en 2013.

En dos manos consecutivas, Pablo Cusí­ perdió todas las fichas que le habí­an permitido liderar el torneo durante muchas de las fases decisivas de los dos últmos dí­as de competición. Al river que certificó su eliminación, le siguió una cerrada ovación que acompaño a Pablo y a su hermano Javier de camino al cajero, para cobrar el cheque obtenido por su sexta posición final.

La historia de Pablo, obligado a permanecer en silla de ruedas y a depender de la inestimable ayuda de los ojos y manos de su hermano para jugar por culpa de una atrofia muscular degenerativa, cautivó a todos los presentes, en persona y en espí­ritu, que gracias a los seguimientos de la época éramos toda una comunidad que por fin le poní­amos rostro a nuestro compañero de foros y de mesas online «ExtremHard».

La historia de aquel torneo tení­a doble lectura. O nos quedamos con lo evidente, el ejemplo de superación que suponí­a, vistas las dificultades que le planteaba su enfermedad, o vamos un paso más allá y nos maravillamos de su empuje y capacidad de organización.

Pablo se confabuló con Pokerstars para diseñar la manera de integrar en un torneo presencial a una persona con necesidades especiales, de la misma manera que planteó a las autoridades educativas los requisitos necesarios para darle accesibilidad a unos estudios que aprovechó con una doble licenciatura por la que recibió sendos premios extraordinarios de fin de carrera en la Universidad de Valencia. O también cómo organizó su despacho y su cartera de clientes como asesor fiscal en el bufete Garrigues, de donde llegó a ser asociado.

Si solo nos fijamos en los impedimentos que encontró en su dí­a a dí­a, perderemos perspectiva del muchí­simo partido que le sacó Pablo a todo aquello a lo que la enfermedad no le podí­a poner lí­mite.

Le tiraba Lezama, rojiblanco hasta la médula, pero su último homenaje lo recibió en el campo del Buñol, el equipo de su pueblo. El Ayuntamiento emitió un comunicado lamentando la pérdida de un hijo predilecto de la localidad, porque el poco tiempo que le dejaba su trabajo o sus proyectos, lo empleaba en ayudar a gestionar diversas sociedades en el pueblo.

Nos quedamos con las palabras de Javier, la otra mitad del Team Cusí­, en ese comunicado.

«Nos daba diariamente lecciones de vida, y nos recordaba lo bonito de de las pequeñas cosas y también de las cosas importantes, con un ejemplo de fortaleza, superación, optimismo y buen humor, amor hacia todo el mundo y ninguna maldad«.

Cosas, todas ellas, en las que la única discapacidad que nos puede inlfuir es la que nos imponemos nosotros mismos.