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Phil Hellmuth planea ser billonario y se proclama el GOAT de los torneos

El autoproclamado GOAT de los torneos considera que por fin el resto de jugadores le otorga el estatus de mejor del mundo, y que son los jugadores que nunca llegarán a lo más alto los que todavía se resisten a reconocérselo.

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Phil Hellmuth

El acrónimo GOAT (Greatest of All Time) se ha hecho famoso entre las nuevas generaciones. Señala al mejor practicante que haya tenido una disciplina en toda su existencia.

¿Michael Jordan o Lebron James? ¿Messi, Pelé o Maradona?

Como en tantos otros campos, la discusión sobre quién es el GOAT del póker es amplia y encendida. Nombres como Stu Ungar, Phil Ivey o Chip Reese entran en muchas quinielas, y no falta quien opina que las disquisiciones entre iconos de diferentes eras son futiles, pues nunca podremos saber cómo se desenvolvería nadie en condiciones tan variadas.

Solo hay una persona en el mundo que lo tiene clarísimo. Reduciendo el ámbito a los torneos, Phil Hellmuth se considera el mejor de todos los tiempos. Es más, en una entrevista ofrecida a CardPlayer tras las WSOP, y la consecución de su 17º brazalete, cree que actualmente sigue siendo el mejor y que por fin el reconocimiento empieza a ser universal.

«La marea ha cambiado, y los mejores jugadores, como Shaun Deeb, me han dado el estatus de GOAT y reconocen que soy el mejor jugador de torneos del mundo en este momento. Mis resultados en los últimos 20 meses son una prueba sólida de ello. Pero, por supuesto, ¡los grandes como Shaun siguen pensando en superarme!

Es agradable tener un reconocimiento real. Aunque los grandes jugadores de segundo nivel siguen sin dármelo. Este grupo no entiende la grandeza del póker, y nunca alcanzarán el primer puesto.

Ivey sabe lo grande que soy, y yo sé lo grande que es él. Siempre digo: Los grandes saben reconocerse entre ellos«.

Hellmuth acaba de cumplir 59 años, y tiene cierta razón en solicitar respeto a su carrera más reciente. Es cierto que su ventaja en brazaletes sobre el resto del planeta es abismal gracias, en parte, a que ha sido el único jugador en ganar al menos un torneo de las WSOP en todas las décadas desde los 80.

Pero no es menos cierto que si se reducen sus estadísticas a los últimos 20 años, no pierden un ápice de majestuosidad. Sale a brazalete por bienio, más de ocho cajas anuales en las WSOP de media y casi dos mesas finales por cada verano.

Este verano ha vuelto a mejorar sus medias, con un nuevo brazalete y 13 cajas. Lo ha conseguido jugando un número bastante reducido de torneos, lo que para él le añade mérito a sus logros.

«Acabé jugando 33 torneos en total, sin contar los eventos online. Eso es mucho menos que cualquier otra persona que estuviera tomándose en serio la carrera por los brazaletes de las WSOP. Probablemente me tomé entre 10 y 12 días completamente libres.

Para ser sincero, necesitaba el descanso extra, sobre todo a punto de cumplir los 59 años«.

El 17º triunfo en las WSOP le llegó en uno de los torneos más exigentes físicamente, debido a diversos conflictos entre los finalistas. Se jugó en un solo día, y aunque era un evento con formato turbo, Hellmuth llegó a ver amanecer a la puertas del Paris.

«La verdad es que intenté parar la partida. ¡Quería jugar delante del mundo, en directo, en PokerGO! Phil Ivey se opuso cuando estábamos en la mesa final, y le dije que él no iba a dictar las normas.

La situación fue tensa durante unos 30 segundos, pero luego Ivey me dio explicaciones y nos reímos. Le dijeron que era un torneo de un día y que había hecho planes.

Acabé eliminando a Ivey en sexta posición. Cuando éramos cinco, pregunté a los jugadores si querían volver a las 16:00 de la tarde. Sin embargo, dos de ellos querían jugar, así que jugamos«.

El ritmo al que Hellmuth acumula cajas y brazaletes, por alto que sea, no le alcanza para su gran objetivo vital. Quiere ser billonario. Para eso, ha ideado un negocio que, según sus cálculos, le hará billonario para cuando se jubile.

«Soy una especie de asesor para casi 20 empresas. ¿Qué significa esto? Asesoro a una empresa a cambio del 2%-3% de las acciones del proyecto, y normalmente también invierto mi propio dinero.

Proporciono al fundador conexiones con ocho personas poderosas (famosos, multimillonarios, líderes empresariales) que pueden acabar invirtiendo o no en la compañía, les dedico publicaciones en redes sociales y concedo una hora al mes para realizar una llamada para discutir la estrategia de crecimeinto. ¡He cambiado la trayectoria de unas cuantas empresas! Y he añadido más valor que el que tiene mi 2%-3% a todas ellas, con una o dos excepciones.

Mis fundadores se lo cuentan a otros nuevos fundadores, comentan lo mucho que les he ayudado, y luego esos nuevos fundadores acuden a mí. Creo que seré multimillonario cuando tenga 76 años. Pero, ¡no sacrificaré ni un gramo de mi salud para conseguirlo. Mi agenda es perfecta, ahora mismo«.

La entrevista es mucho más amplia, y en algunas partes se refiere a clásicos como la «magia blanca» o la polémica por el número de brazaletes que se entrega cada año. Si no te cansas de los bucles en los que entra tío Phil a veces, tienes un gran material en CardPlayer. ¡Que aprovecehe!