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Mike Shariati, de ‘pelado’ a WPT Player of the Year

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Una de las primeras palabras que aprende una persona que se acerca al poker con un cierto sentido crí­tico es varianza. Entender la desviación de una variable respecto a su media y sus consecuencias en los resultados a corto plazo abre los ojosa un mundo nuevo, en el que por fin se explica por qué el rival que me parece más torpe o el que juega de manera más imprevisible puede ganar un torneo y yo, que soy el mejor jugador del mundo, no soy capaz de hacer una mesa final.

Chascarrillos aparte, esa es la explicación práctica de por qué Chris Moorman no gana todos los torneos que juega online o Adrián Mateos no colecciona EPT a ritmo de tres o cuatro por temporada. En vez de ver siempre los mismos nicks o las mismas caras en lo más alto de la clasificación final, se cuelan nombres o rostros que no nos suenan de nada.

Así­ que no te sientas culpable si tu primera reacción al titular y la foto que lo acompaña ha sido pensar, «¿Mike Shariati?¿Y quién demonios es este individuo?», aunque su carta de presentación, WPT Player of the Year, sea un tí­tulo que hayan llevado como bandera Howard Lederer, Erick Lindgren, Daniel Negreanu, Gus Hansen, «ElkY» o Faraz Jaka. A nosotros nos ha pasado igual.

Lo que ocurre es que, indagando, que es nuestra labor, nos hemos dado de bruces con una suculenta entrevista en PocketFives en la que Shariati desvela por qué nadie sabí­a de él hasta hace apenas un año. A estas alturas, en 2015, Mike iba del Bycicle al Hawaiian Gardens, o de ahí­ al Commerce, recorriendo las mesas más baratas de las poker rooms de los casinos de Los Ángeles.

La primera vez que se cruzó con la mejor cara de la varianza fue en un torneo muy barato, de 130$, pero con una bolsa gigantesca. Son los Mega Millions del Bycicle, un torneo con un porrón de dí­as 1 en los que acomodar a una multitud que acude al reclamo del garantizado de 1.000.000$.

«El año pasado, en los Mega Millions del Bike, habí­a 4.500 jugadores. Me llevó diez dí­as enteros llegar a la mesa final. Iba abajo en el heads-up, en una proporción de 6-1, pero remonté y gané, y eso me llenó de confianza».

Le llenó de confianza y le multiplicó el bankroll. 275.000$ se llevó Shariati por aquella victoria y, si su historia fuera corriente y moliente, se habrí­a quedado ahí­. Pero resulta que Shariati se convenció de que podí­a pelear cara a cara con los mejores.

Sin hacer ningún tipo de locura, Shariati fue invirtiendo parte de sus ganancias en satélites. Ganó una entrada para el Main Event de las WSOP, pero no entró en premios. En agosto, pilló sitio para uno de los torneos grandes del año en Los Ángeles, el WPT Legends of Poker del Bycicle. Se llevó a 785 rivales por delante y se hizo con el tí­tulo y 675.942$.

Buena prueba de su compromiso con el poker es que no dejó de jugar los torneos diarios de sus casinos favoritos y siguió con su plan de jugar los mejores torneos de su ciudad al precio más barato.

«El dí­a que empezó el L.A. Poker Classic habí­a un satélite, el último. El evento principal empezaba a las 12:00, y el satélite era a las 17:00. Me clasifiqué pasada la medianoche, y volví­ al dí­a siguiente, al dí­a 2, con 30.00o y por debajo de la media. Hubo un momento en que me quedé con dos fichas, una de 5.000 puntos y otra de 1.000, pero acabé segundo».

El subcampeonato equivalí­a a un cheque de 656.540$ y el primer puesto en la clasificación de Player of the Year. Shariati aseguró la victoria con un 21º puesto en el Seminole Hard Rock Poker Showdown del último festival de la temporada.

«Tení­a a unos cuantos pisándome los talones, así­ que tuve suerte de terminar primero. Soy bioquí­mico, También he inventado un dispositivo médico en el que estoy invirtiendo un montón de tiempo, para patentarlo. Si me funcionas, será estupendo. Estoy haciendo que mi socio se involucre más para poder viajar más y jugar».

Es muy probable que la varianza vuelva a intervenir en la carrera pokerí­stica de Shariati. Si es tan bueno y solo necesitaba la banca para poder probarlo, debe saber que no va a ganar todos los torneos que juegue. Si no lo es, ahora tiene todo un año de viajes y entradas pagadas en el circuito del WPT para intentar volver a cruzarse con ella. Pero esta vez ya sabrás quién es.