Cada vez son más los jugadores de poker que se acercan a Youtube para reforzar su imagen, dar rienda suelta a su creatividad y mantener un contacto más personal con sus seguidores.
Jake Cody es uno de los últimos que se ha animado a probar su poder de convocatoria en la segunda página más visitada de Internet -por detrás del buscador Google-, y ya empieza a generar titulares.
El británico se lleva su cámara a los casinos y comenta manos en vivo, nos ha contado sus comienzos en el juego, pero el momento más simpático de todos ha llegado en una tanda de preguntas que recgió de sus seguidores.
Uno de ellos le preguntó si alguna vez le habían robado alguna vez, y la respuesta resultó ser una de esas anécdotas que se cuentan en todas las reuniones de amigos durante años (minuto 5:16).
Fue hace cinco o seis años, en una de mis primeras visitas a Barcelona, para el EPT. Era uno de los días libres y decidí salir a beber algo. Iba con mi buen amigo Ashley Mason. Acabamos en un karaoke, por allí estaban también Marvin Rettenmaier, Liv (Boeree) y alguna gente más de PokerStars. Recuerdo visitar muchas veces la barra y pedir «mucho vodka con Red Bull, please».
Después de bastantes vodkas con Red Bull, cuando cerró el karaoke, decidimos bajar a ver pasear por la playa. Eran las 4 o 5 de la mañana, y había gente oyendo música, bebiendo. Estaba muy guapo, la verdad. Vimos a unas chicas en la orilla y decidimos impresionarlas, así nos pareció que sería graciosísimo desnudarnos y meternos en el agua delante de ellas.
Allí estábamos, saltando en el agua, pasándolo en grande, pero entonces miramos alrededor y… Ya no había chicas. La cosa ya no parecía tan graciosa, allí desnudos, con tanto movimiento alrededor, y decidimos volver a recoger nuestras cosas. Pero se las habían llevado.
Es una experiencia que te despeja mucho, darse cuenta de que has podido perder todas tus cosas y que te has quedado desnudo en público Era como una de esas pesadillas. Se me fue la borrachera y era muy consciente de mi situación. Nuestras ropas, los teléfonos, los pasaportes, las tarjetas de crédito, las llaves del hotel…Todo perdido.
Nos fuimos corriendo hasta una palmera que había en el paseo y arrancamos unas hojas para hacernos una especia de falda. No sé por qué pero nos separamos. Nos dijimos adiós, desnudos, y cada uno se fue para su hotel. Tenía que desandar todo el paseo y iba andando rápido, agarrando las hojas, intentando mantener la dignidad. Por suerte, me había despejado lo suficiente para explicarle la situación a la seguridad del hotel y me dejaron volver a mi habirtación.
Al día siguiente nos pasamos nueve horas en comisaría, consiguiendo pasaportes en la embajada, cancelando todo… Ahora es gracioso recordarlo, pero fue un desatre. Un completo desastre. Mientras estaba en la comisaría se nos acercó un equipo del Channel Four que estaba haciendo un documental sobre los robos a extranjeros, y con la resaca y el humor del que estaba me apetecía desahogarme, así que además tengo que andar por ahí, por los archivos de Channel Four hablando de aquel día.