El miércoles, Howard Lederer concedió una entrevista a TwoPlusTwo PokerCast. El ex-ejecutivo de Full Tilt Poker respondió por teléfono durante 3 horas las preguntas que le realizaron los presentadores Adam Schwartz y Mike Johnson.

La entrevista no fue tan plácida como la de Matt Parvis para PokerNews. Uno de los primeros temas tratados fue el de las finanzas. Los periodistas le preguntaron si consideraba inteligente tener al cargo de las cuentas a solo dos personas, el CEO Ray Bitar y el CFO Gil Coronado. Lederer respondió. «En algún momento deberíamos haber contratado a algún auditor externo, pero nunca lo hicimos«. Y añadió que siempre que le planteaba dicha opción a Bitar, este le respondía que volase a Dublín y que comprobase él mismo los números.

Lederer comentó que en todos los años que estuvo en Full Tilt Poker (de 2004 a 2008) no tuvo nunca motivos para pensar que las cosas iban mal económicamente: «Éramos responsables de revisar lo que nos mostraba la dirección, pero no era nuestro trabajo cuestionar su trabajo con una autoría externa«.

Los periodistas le preguntaron qué consideraba mejor, que los mismos directivos se mantuviesen al frente de la empresa año tras año o que cambiasen anualmente. Lederer dijo que la hubiese parecido bien rotar, y que aunque tanto Rafe Furst como él intentaron dejar sus cargos, a Ferguson y a Bitar no les gustó la idea.

Después, Johnson y Schwartz se centraron en la figura de Gil Coronado. Le preguntaron a Lederer por qué no le despidieron pese a el máximo responsable financiero de la empresa. Y el entrevistado contestó: «Fue una decisión difícil. Lo fácil hubiese sido tirarle a él y a Ray Bitar. No obstante, despedirles hubiese dificultado la tarea de intentar encontrar un comprador. Despedirles en esa situación podría parecer bueno, pero creo que habría sido una mala decisión pensando en los jugadores porque no sabíamos si la compañía hubiese sobrevivido. Éramos tan pocos en el equipo de dirección que no sé cómo habríamos salido adelante sin ellos«.

En relación con el cobro de «beneficios de empresa«, Lederer explicó que no todos estaban de acuerdo con el hecho de que fuesen repartidos y que fueron aprobados porque «parecía que había excedentes en las cuentas«. Los periodistas le preguntaron por qué siguieron cobrando las pagas de beneficios tras conocer los problemas financieros de la empresa y las acusaciones del Department of Justice. Y Lederer respondió: «Si hubiésemos dejado de cobrarlas, los accionistas se habrían quejado«. Y añadió que aunque debatieron la devolución de las pagas de beneficios tras el Black Friday (cuando estaba claro que el dinero salía de los fondos de los jugadores), no se llegó a hacer porque existía mucha división entre los accionistas: «Si no querían pagar sus préstamos, menos íbamos a conseguir que devolvieran los dividendos«.

En cuanto al tema de los préstamos, Lederer explicó: «No puedo pedir disculpas por haber dado los créditos, ya que ello formaba parte de la política de marketing de la empresa«. El dinero era utilizado para jugar en las mesas de high stakes de la sala.

En la entrevista, también se tocó el tema de las cuentas separadas. Sobre ello, Lederer dijo que no le gustaba la idea de tener todo el dinero (el de los jugadores y el de la compañía) en una única cuenta «porque si la cerraban, toda la empresa se venía abajo«. Y aclaró que cuando él dejó la empresa, en 2008, tenía la impresión de que los fondos de los jugadores estaban a salvo y garantizados, y que no existía la necesidad de tenerlos en cuentas bancarias diferentes a las operativas de la compañía. Y por este motivo se disculpó: «Creía que la empresa iba bien económicamente y evidentemente me equivoqué. Lo siento mucho. No puedo excusarme. No hay nada que pueda decir. Fallé«.

Y por último, Lederer reconoció: «El peor día de mi vida fue el 21 de abril, que fue cuando me di cuenta de los problemas reales de la empresa. Me dio un verdadero shock«.

Tras la entrevista concedida a TwoPlusTwo, Lederer volverá a hablar con los periodistas de Diamond Flush. Seguiremos pendientes de sus declaraciones. De momento, sigue en el ojo del huracán.