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La historia de John Cynn, campeón del Main, y su maestro, Lance Keating

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La televisión y los periódicos siempre andan buscando el perfil curioso y anecdótico de los jugadores de poker. Hablar de cómo se puede pasar uno las horas muertas organizando tablas, consultando bases de datos y repasando manos no atrae a la audiencia.

El último campeón del Main Event de las WSOP, John Cynn, ha contestado a muchas entrevistas y ha recorrido muchos platós esta semana. Tanta gente buscando la información más novedosa del anónimo millonario surgido de un torneo de poker ha sacado a la luz temas como el de las criptomonedas o los bancajes. Cynn se dedica, entre otras cosas a invertir en ICOs y aparte de pequeñas aportaciones aceptadas a algunos amigos por al emoción de seguir el Main y un par de intercambios de porcentaje con otros jugadores con el torneo avanzado para reducir varianza, el premio se lo va a quedar casi í­ntegro.

También ha sido curioso saber que, técnicamente, Cynn es un «homeless». Antes de jugar las WSOP, Cynn decidió mudarse y viajar con lo puesto desde Los Ángeles a Las Vegas, donde esperaba poder acoplarse a casa de un amigo una vez terminado el festival. Ahora es probable que sus planes cambien radicalmente,

Pero la verdadera historia de John Cynn no es para los paladares de la audiencia generalista. Es una historia que sabremos apreciar mejor los aficionados al poker, el relato de una maravillosa coincidencia que unió a dos compañeros de de oficina en la persecución del trofeo más codiciado del poker mundial.

Cynn nació en Indianápolis. Un amigo del instituto le enseño las reglas del poker, y el futuro campeón se enamoró de su nuevo hobby Como estudiante de la Universidad de Indiana, John cursó estudios de música y de gestión entre otros grados menores. Entre clase y clase, salí­a corriendo hacia la habitación de su residencia de estudiantes para jugar unas pocas manos de poker online. Perdí­a dinero jugando al poker, pero al menos no era lo bastante como para plantearse dejar de jugar.

Un dí­a, por casualidad, John llamó al teléfono del Circle City Voleyball Centre, porque querí­a hacer algo de deporte, y pensó que quizá allí­ le dejarí­an el gimnasio y una red para practicar voleibol. Lance Keating, el dueño del club, le dijo que no tení­an gimnasios abiertos al público, pero que neceitaba entrenadores para sus equipos. Cynn aceptó hacer una entrevista.

«Estuvimos hablando 30 minutos, y de repente me dijo que se tení­a que ir. -¿Adónde?, le pregunté. -A jugar al poker, me dijo«. Cynn no sabí­a que Keating era otro apasionado del poker, y caundo lo comentaron, John le invitó a ir con él.

Ante cada cámara y cada micrófono, Cynn nombra a Keating como la persona que le enseñó a ser ganador en el poker.

«Jugando con él y hablando con él de poker me di cuenta de toda la habilidad que requiere y de toda su profundidad. Empecé a convertirme en un buen jugador gracias a él«.

El juego de Cynn se desarrolló de manera vertiginosa. «Es muy humilde, no tiene vergí¼enza para preguntar«, corrobora Keating. A cada jugador que le ganaba le pedí­a comentar la partida, y siempre tomaba notas de lo que le llama la atención en la mesa.

Cuando Cynn consiguió mantenerse sin perder dinero en las partidas a las que solí­a acudir, como las del French Lick Casino al sur del estado de Indiana, Cynn decidió dejar su trabajo, abandonar Indianápolis y hacerse jugador de poker profesional en Los Ángeles. «Si eres capaz de mantenerte break even depués de perder siempre, es que algo estás haciendo bien«.

En 2016, John Cynn y Lance Keating cumplieron juntos un sueño, avanzar hasta rozar con la punta de los dedos la mesa final del Main Event. Ambos, mentor y pupilo aventajado, llegaron a los últimos niveles del dí­a 6 con amplias posibilidades de pelear por la FT. En España andábamos pendientes de Kaju y de Fernando Pons, y el mundo del poker se debatí­a entre amar u odiar a William Kassouf, con un resultado bastante desigual, todo hay que decirlo.

Keating tuvo entonces la mala suerte de acabar all-in con reyes contra ases en un bote que pondrái a su ganador entre los diez primeros del torneo. Quedó eliminado en 32º posición. Se unió al rail de Cynn, que llegó al dí­a 7 y terminó sentado contra las vallas publicitarias de la mesa televisada, desolado, mirando en la pantalla como las comunitarias se negaban a doblarle contra Gordon Vayo en una mano en la que se jugaba ser parte de la mesa final oficiosa del torneo.

Para cientos de jugadores que han repetido la experiencia de alcanzar un dí­a 6 o un dí­a 7 del Main Event a lo largo de los años, es una experiencia única, irrepetible. Cynn y Keating se sentí­an agradecidos por poder haberla compartido. Ninguno de los dos sospechaba que dos años más tarde Cynn iba a estar de nuevo en el dí­a 7 del Main Event, esta vez del lado ganador de las manos decisivas.