David Baazov, director ejecutivo de Amaya, empresa dueña de PokerStars, ha notificado su intención no vinculante de realizar una oferta de 21 dólares canadienses por acción para hacerse con la compañía. La junta directiva de Amaya ha creado una comisión para estudiar la posibilidad de venta en caso de concretarse la oferta.
Amaya, que ahora es una sociedad anónima que cotiza en bolsa a 13$ (cierre del mercado del pasado viernes), pasaría a ser una compañía privada en manos de Baazov y el anónimo grupo inversor con el que está en conversaciones para que le ayuden a cubrir los 2.000.000.000$ a los que ascendería la operación.
La fortuna personal de Baazov, aunque mareante, no se acerca a semejante cifra. Es muy pronto para especular quién más está detrás de este intento de compra, pero no para empezar a bosquejar las implicaciones de esta operación.
La primera y más clara es que, en caso de volver a manos privadas, PokerStars recuperaría mucho margen de maniobra, tanto en el aspecto político como en el estratégico.
Una empresa que cotiza en Bolsa debe ser mucho más cuidadosa a la hora de lidiar con los problemas de la legalización del juego online en diversos países, especialmente en aquellos que no terminan de legalizar el sector y se quedan en el limbo de los llamados «mercados grises». Además, parece evidente que el valor de las acciones de Amaya está muy influenciado por movimientos especuladores a corto plazo.
A su vez, las decisiones de los últimos meses sobre las inversiones, las líneas de producto o los márgenes de maniobra -por ejemplo, las recompensas del club VIP de PokerStars- hubieran estado mucho menos relacionadas con la necesidad de presentar resultados trimestrales y de conseguir dividendos para los accionistas. Baazov puede simplemente querer ganar libertad para programar el futuro de PokerStars.
La página OnlinePokerReport también señala la posibilidad de que Baazov, que conoce de primera mano los nuevos campos de inversión de Amaya en apuestas deportivas, casino o fantasy leagues haya visto como el reciente desplome en Bolsa de Amaya infravalora exageradamente las expectativas de crecimiento de la compañía, y quiera dar el pelotazo comprando a precio de saldo.
Por último, buscando el ángulo más retorcido de la operación, esta supuesta oferta puede ser una maniobra para fijar un precio mínimo a la subasta de la empresa, una manera de hacer saber a inversores potenciales que la junta directiva de Amaya está escuchando ofertas.
Uno de los empresarios del sector más ilusionados y con más fe en un futuro segundo boom del poker, Alex Dreyfus, cree que Baazov arriesga con la intención de que PokerStars recupere un poco el empuje y el liderazgo espiritual en la industria que tenía la sala de los Scheinberg.
Esperemos que esté acertado -en eso y en todo lo demás-, por el bien de todos.
