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El baño de multitudes de Ari Engel, el rey del circuito estadounidense

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El aspecto competitivo del poker no solo favorece, sino que exige las comparaciones entre los jugadores.

En la prehistoria del poker, la grandeza de los campeones la determinaba el número de brazaletes de las WSOP acumulados a lo largo de los años. Doyle Brunson y Johnny Chan eran considerados unánimemente como los mejores jugadores del mundo. En Rounders, el anhelo de Mike es convertirse en campeón del Main Event, y el mayor pilar de su confianza es haberle ganado una mano a su í­dolo, el «Orient Express».

Con el nacimiento de nuevos circuitos tras el boom del poker, el estatus de los profesionales se medí­a por la cantidad de apariciones en televisión, ya fuera en mesas finales como en los programas producidos y patrocinados por las salas. Daniel Negreanu o Gus Hansen ganaron enorme notoriedad debido a que su rostro aparecí­a casi a diario en las pantallas de los aficionados.

La magnitud de los torneos, y por ende de sus premios, sufrió un crecimiento exponencial según avanzaba la primera década de este siglo, y las listas de ganancias empezaron a poner orden en el escalafón. Phil Ivey se coronó como el rey del poker, y jugadores como Erik Seidel recibieron por fin el reconocimiento a su larga y prolí­fica carrera.

La aparición de los High Rollers y de torneos como el Big One for one Drop terminaron por desvirtuar esta métrica. Pelotazos como los de Esfandiari o Sam Trickett en torneos de 1.000.000$ de buy-in o rachas como las de Dan Colman emparejaron de un dí­a para otro a jugadores sin demasiado bagaje con leyendas como Juanda o Negreanu. Hací­a falta otra unidad de medida, y apareció el Global Poker Index.

El algoritmo del GPI entremezcla la importancia de los premios con la continuidad de los resultados, buscando la manera de equilibrar la inmediatez de los resultados con la continuidad de los mismos. Los premios te conquistan un puesto en el ranking y la regularidad te lo mantiene. Adrián Mateos es el actual rey del poker mundial porque obtiene buenos resultados en los tornos más caros del mundo desde hace varios años.

En realidad, todos los perfiles del top10 responden a esta descripción a excepción de uno.

El canadiense Alan Engel, conocido como Ari en el circuito, empezó en el top 500 cuando se abrió la página del GPI, en 2012. Tardo dos años en subir hasta el top 100. Durante 2015 consiguió establecerse entre los 100 mejores del mundo. En 2016 consiguió sus dos mejores cajas, la victoria en los Aussie Millions y un quinto puesto en el HR de 10.300€ del EPT Barcelona. Inauguró el 2017 entrando por primera vez en el top 10. Perdió esa condición durante el último trimestre del año pasado, pero la recuperó en diciembre y cumple su 43ª semana entre los 10 mejores del mundo.

Lo más llamativo de su historial es que solo dos de las 252 cajas que recoge su historial fueron conseguidas en torneos de 25.000$ de entrada o superior, y en ninguna de los dos casos el premio pasó de los 80.000$. Poco más que una minicaja.

Ari permanece entre la élite del poker gracias a una férrea resolución que le lleva a jugar casi a diario en torneos de entradas que no suelen superar los 1.000$ y a una capacidad innata para sobrevivir a los multitudinarios fields que se forman alrededor de ellos.

Engel no ha ganado ningún brazalete de las WSOP, ni tampoco un WPT, pero tiene nueve anillos del WSOP CIrcuit. Los viene ganando a un ritmo constante de uno o dos por año desde 2012, y el último llegó este mismo mes de marzo en el WSOP Circuit del Bycicle Casino de Los Angeles.

En este festival se han repartido 12 anillos, aunque el número de eventos a disposición de los visitantes era de más del doble que esa cifra. Uno de los torneos fuera de concurso era el Mega Millions XVIII Quantum, una barbaridad de torneo que por 160$ de entrada garantizaba 1.000.000$ para premios. El formato de este torneo es curioso, con múltiples dí­as 1 para los jugadores recreacionales y la posibilidad de que cualquiera compre el acceso directo al dí­a 2 por 4.300$.

La avalancha de inscripciones y recompras duplicaron la oferta de la organización, poniendo en los monitores la impresionante cifra de 6.087 registros. Ari Engel terminó ganando también este torneo, después de 13 dí­as de competición, con el que supone el tercer mejor premio de toda su carrera.

  1. Ari Engel 315.142$
  2. Min Zhang 178.565$
  3. David Marshall 116.350$
  4. Pat Lyons 90.080$
  5. Igor Zektser 68.585$
  6. Danny Gho 53.590$
  7. Brandon Zuidema 42.290$
  8. Russell Nygren 33.350$
  9. Johnny Cui 25.745$

Quien sabe, es probable que Ari nunca vuelva a ganar 1.000.000$ en un solo torneo, como en los Aussie Millions de 2016, pero no hace falta atacar ese tipo de bolsas para demostrar que se pertenece a la élite del poker. Basta con ganar, ganar y seguir ganando. Engel lleva 26 victorias en su carrera, por las 11 del mejor jugador del mundo, Adrián Mateos, o las cinco del jugador que le precede en la lista del GPI, Alex Foxen.

Es imposible comparar el mérito de los logros de jugadores con agendas tan distintas, pero mientras no surja otra vara de medir, Ari Engel es el rey del circuito entre los meros mortales alejados del Olimpo de los High Rollers. Larga vida al rey.