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El adiós de nanonoko recrudece la sangría del Team Pro de Pokerstars

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El Team Pro de Pokerstars sigue perdiendo efectivos.

El ritmo de incorporaciones, como el celebrado fichaje de Ramón Colillas, no se acerca ni por asomo al incesante goteo de despedidas del último año. Y no solo son streamers que no quieren verse constreñidos a jugar en una sola sala o a patrocinar formatos nuevos que ni les rentan ni les atraen -véase el salto de Jeff Gross o Jamie Staples a partypoker-, sino que se están acabando alianzas que parecí­an poco menos que indisolubles, como las que durante tantos años agradecieron «ElkY», Jason Mercier, o Victor Ramdin, por mencionar alguno de los últimos en irse.

Se les añade ahora otro adiós, otro mito de la sala. Un jugador criado a la teta del multitabling en sus niveles medios y que todos los regulares con cierta edad y nivel se habrán cruzado alguna vez en las mesas. Nos referimos a Randy Lew, «nanonoko», que también fue el pionero en alejar el parche del tapete y los casinos y plasmarlo en los monitores, llevarlo a Internet, con los primeros retos y los primeros vlogs de poker centrados en la personalidad y en la vida de un jugador.

En su despedida a través de las redes sociales, «nanonoko» hace un ejercicio de de análisis que nos permite entender un poco más cuál es el problema que se encuentran los pros estadounidenses a la hora de mantenerse al dí­a con sus obligaciones.

Como recuerda en un amplio mensaje, «nanonoko» firmó por Pokerstars en 2009.

Ese respaldo, tanto económico como profesional, le permitió salir de un anonimato forzado por la mala imagen del poker, tanto la que le dibujaban sus propios prejuicios como la que tiene entre la cultura asiática, en especial. Randy no querí­a «contagiarse» de los malos hábitos de algunos pros que le pierden el respeto al dinero y llevan una vida tirando a disoluta.

Su «salida del armario» fue grabada en un cortometraje, y desde entonces se convirtió en uno de los pros más carismáticos de la Red.

Con el tiempo aprendió que las tentaciones y los vicios que asociaba al poker no son mayores ni menores que los que pueden acechar a cualquier otro practicante de una profesión liberal, aceptó a la comunidad y se integró hasta el punto de que su reciente esposa es otra pro, Celina Lin.

El problema es que el tiempo ha ido erosionando su ilusión por grindar. Por cierto, deja caer que fue ese desinterés el que le hizo callar cuando el fiasco del sistema VIP que se llevó por delante a compañeros más beligerantes como Ike Haxton o Alex Millar.

No ayuda la difí­cil situación del poker online en Estados Unidos. Recientemente, siendo un tipo capaz de disfrutar con la interacción con los aficionados y acostumbrado a largas sesiones online intentó labrarse un nuevo nicho en Twitch, pero las condiciones no son sostenibles.

Una cosa es jugar 24 mesas peleándote con los mejores jugadores del mundo y jugando batallas épica de heads-up y otra muy distinta tener una mesa abierta de un torneo sin un hogar fijo.Creedme, es muy duro tener la vida montada en Estados Unidos, tener que volar fuera para grindar como una bestia durante unas semanas, volver a casa para tomarse un descanso y vuelta a empezar. Tanto como hacer un buen streaming en semejantes condiciones.

Alzo mi sombrero ante todos aquellos capaces de emitir horas y horas cada dí­a. Simplemente, no es para mí­.

No tiene mucho sentido atarse a un contrato cuando la necesidad ya no existe y no encuentras las condiciones idóneas para cumplirlo. «nanonoko» quiere sentirse libre, disfrutar de su nueva vida de recién casado y relegar al poker a un papel secundario.

Jugaré al poker cuando me apetezca jugar al poker. Seré nanonoko.