El jugador estadonidense Sam Grizzle ha fallecido en Las Vegas, extremo confirmado por su familia en redes sociales.
Todd Brunson y Mike Matusow han ido compartiendo las novedades del repentino y fatal desenlace, producto de una grave hemorragia cerebral que desembocó inmediatamente en un coma del que los médicos diganosticaron que era imposible recuperarse, por lo que se le ha desconectado del soporte vital.
Grizzle era un representante fiel de la «old school». En las horas posteriores a la noticia, mucha gente ha compartido historias y anécdotas en las que se vieron envueltos con él. Son muchísimas, porque Grizzle se paseó las poker rooms de Las Vegas durante muchas décadas. Randy Ohel recordaba que «cuando en los casinos se podía jugar con efectivo, Sam siempre tenía los billetes cogidos en la mano. Nunca le vi dejar el dinero sobre la mesa». Seguro que eran reminiscencias de otros tiempos menos felices para el poker.
Si hay que elegir una figura destacada por la que empezar a dibujar el árido sentido del humor y el peculiar trato que requería convivir con él en los casinos hay que referirse a Phil Hellmuth.
Grizzle era un oscuro jugador en vivo hasta que tuvo su minuto de gloria en televisión gracias a uno de los especiales de la ESPN sobre el Main Event de las World Series, en concreto el de 2003.
Grizzle se pasó todo su tiempo en televisión metiéndose con Hellmuth, usando toda su inventiva y los trucos aprendidos en el vivo para intentar tumbar a Phil.
Un jugador llamado Joe Alpert le quiso tirar una pulla estando en un torneo que llegó al HU con una decena de turistas en el raíl. «Mira a toda esa gente mirándote por haber salido en la ESPN. Será que no se acuerdan de lo mal que jugaste y de lo derrotado que parecías en pantalla». Sam le replicó, «¡Es que no estaba jugando con mi dinero!«.
Hellmuth también era protagonista de una leyenda urbana, según la cual Grizzle y él acabaron liados a puñetazos. El propio Hellmuth lo confirmó en Reddit muchos años más tarde.
«Un día me pidió que le guardara un asiento una partida para irse a comer. Pasó hora y media y le dije al crupier que dejara de conrarle el rake, que eran 9$ cada media hora, ya que había pasado tanto tiempo. De repente, apareció y se encontró la partida llena. Me dijo que me iba a pegar. Le contesté que era el mejor momento para él, que aprovechara que tenía la espalda mal, y me vi envuelto en la única pelea a puñetazos que he tenido con otro jugador de poker.
Los dos nos dimos algún golpe, pero al día siguiente no teníamos ni el menor rastro de la pelea en nuestras caras. !Fue la mejor pelea del mundo, porque nadie salió lastimado!»
Hellmuth también quiso anadir una historia desde las redes sociales a todas las que se han estado contando estas últimas horas sobre Grizzle, además de aportar algunos matices sobre su personalidad.
«Nunca me olvidaré el día que hizo enfadar a Stu Ungar. Stuey, que era un tipo calmado, estaba gritando como un poseso a Sam. Fue durante el torneo Hall of Fame del Horseshoe, un torneo 2-7 NL Lowball que jugaron Chip Reese, Doyle Brunson y todos los grandes porque se montaron unas side bets tremendas a su alrededor.
Sam estaba sentado con Stuey debajo de un collage con las fotos de los «World Champions of Poker», y Sam le dijo a toda la sala,»¿por qué no quitáis todas esas fotos y ponéis una mía gigante?» Stu se lo tomó como una falta de respeto. Sé que Sam lo estaba diciendo en serio, pero no lo tomé a mal porque a esas alturas yo ya había aprendido a apreciar su sentido del humor. Como le conocía, lo que hice fue echarme a reir.
Era un tipo muy inteligente, y el 80% de las veces era el tipo más gracioso del salón, pero tenía un sentido del humor muy seco, y se metía con el resto de los jugadores sin miramientos. Te reías un montón con él«.
Mi anécdota favorita sobre Sam Grizzle cuenta que un día entró en el baño durante el descanso de un torneo. Otro de los personajes más atípicos del circuito americano, «Eskimo» Clark, le preguntó si quería cambiar un 20% de la acción y Grizzle accedió.
Clark salió del baño y alguien se acercó a Sam y le dijo: «Tienes que saber que a Eskimo le han eliminado en la última mano antes del descanso«. Sam se rió: «Bueno, ¡yo ni siquiera estoy jugándolo!«