Las World Series of Poker son solo el aspecto más mediático y popular que emana de la fiesta del poker que se celebra en Las Vegas cada verano.
La ciudad estadounidense ofrece muchísimas más opciones a los grinders. En la ciudad del pecado se da la mayor concentración de poker rooms del mundo, y cada director de operaciones de cada casino de Las Vegas tiene un plan maestro para hacer partícipe a su empresa de la gran fiesta del poker. Festivales, cash, torneos diarios, variedad de formatos…., todas las opciones son válidas para atender la incesante demanda de jugadores venidos de todos los rincones del planeta.
A esta exaltación de nuestro juego acuden todas las clases sociales del espectro pokerístico, recreacionales y jugadores de high stakes por igual. Las posibilidades que se les abren en el Strip satisfacen esta dualidad. Hay torneos y mesas de cash de límites muy razonables, pero también los más caros del mundo, a excepción de las que montan los casinos asiáticos.
Las fechas en que coinciden los High Rollers del Aria, el Main Event y los High Rollers de las WSOP es cuando hay más jugadores de high stakes por metro cuadrado en el Strip. Los festivales tocan a su fin y las partidas se van calentando, como bien nos enseña ZeroS en sus vídeos.
En el templo que las high stakes tienen en el Bellagio, la Bobby’s Room, los niveles han ido subiendo a petición de los jugadores. La temperatura ha llegado al punto en que las placas que anuncian los límites de las partidas son insuficientes, y hubo que recurrir a la cinta aislante para ser fieles a la realidad.
Well it finally happened. All the shit talking in Bobbyâ€s Room has finally created a 5k-10k game that is now going 20 straight hours. Itâ€s a great summer pic.twitter.com/1ex934uHGr
— Scott Seiver (@scott_seiver) 15 de julio de 2019
A través de las redes sociales de los jugadores y del post que se abrió en 2+2 sobre las partidas sabemos que en algún momento previo a la decisión de subir los niveles estaban presentes en las mesas de high stakes el propio Seiver, Patrik Antonius, Phil Ivey, Doyle Brunson, Gus Hansen, Daniel Cates, Phil Galfond, Christopher Kruk y Ike Haxton.
En el momento de subir niveles y separar mesas John Hennigan, Timofey Kuznetsov, Talal Shakerchi, Jackie Wong y posiblemente Aaron Katz se unieron a Antonius en una aún mayor, de 6k$-12k$ en la que se jugaba Omaha 8 High or Better, mientras que Ben Sulsky, Alexander Kostritsyn, Elior Sion y David Oppenheim se unieron a Ike en una de 4k$/8k$, bien por mantener el nivel en algo más razonable o esperando un hueco en el «BigGame».
Se ha rumoreado incluso de una partida de 8k$-16K$ de juegos mixtos.
El mayor perdedor en estas partidas parece haber sido, por confesión propia, el «Black Lotus». Antonius reconoció un agujero de 500.000$, todos los fondos que había llevado a Las Vegas.
Antonius se sinceró con sus seguidores en un post de Instagram. Durante seis minutos desgrana una serie de desgraciados acontecimeintos que no le dejaron en la mejor forma para afrontar la partida -una intoxicación alimentaria y la carga sentimental de la muerte de una mascota -«me sorprendí de lo mucho que me afectó, pensaba que mentalmente me iba a ser más fácil asumirla»-.
No busca excusas para lo que, según su resumen, fueron «seis horas en las que no pude ganar una sola mano. Si la repaso, no hay una sola mano que hubiera jugado diferente. Simplemente mi mano siempre era la segunda mejor, una y otra vez».
Su descripción de cómo se siente después de este resultado es una de las más emotivas y sinceras de claraciones que se hayan visto de labios de un jugador de high stakes. «Es lo más opuesto a una subida de adrenalina. Perder esa cantidad de dinero siempre es duro. Es un test para tu fortaleza mental, a ver cuánto tardas en recuperar un mejor estado mental. También físicamente. Al día siguiente es muy difícil tener un buen día en nada, ni el deporte ni en tu capacidad de relacionarte con los demás… Siento enfado, me siento insatisfecho». El tono y la expresión en la cara de Patrik son igual de contundentes, incluso más aún. Es incómodo soportar la intimidad que nos ofrece.
Esta es la cara B de als grandes partidas de Las Vegas. El que más y el que menos se siente identificado con Patrik, por el recuerdo de alguna sesión especialmente dolorosa. Da igual los niveles en los que juegas, como dice Patrik: «Siempre duele. A veces ganas mucho,otras pierdes mucho. Deberías estar acostumbrado, pero a no ser que estés jugaondo con un dinero que no te importe paranada, siempre se resulta muy doloroso».