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Tom Dwan le ‘hace la pelota’ a los jugadores asiáticos

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Un rumor llega desde las mesas de altas apuestas que se están formando estos dí­as en Monte-Carlo con motivo de la celebración de la Gran Final del EPT. Un rumor, que de ser cierto, demostrarí­a una vez más la gran inteligencia social que el jugador estadounidense Tom Dwan ‘durrr’ posee.

La historia es sencilla. Tras la conclusión Dí­a 2 del Super High Roller de 100.000€ de buy in varios jugadores montaron una mesa de cash de ‘apuestas altas’. Alguno de los integrantes de esa partida eran Isaac Haxton, Phil Ivey, Patrick Antonius, Tom Dwan y varios jugadores asiáticos habituales en las famosas partidas estratosféricas que se disputan en Macao. Según las informaciones filtradas la partida podrí­a tener unas ciegas de 2.000€/4.000€ y un buy in mí­nimo de 500.000€. Parece una locura, pero realmente no lo es, más si tenemos en cuenta que el dí­a anterior la organización retransmitió una mesa similar en la que las ciegas eran 500€/1.000€.

El hecho es que en ese momento un empresario francés multimillonario se presentó en el casino monegasco con la intención de participar en dicha partida. ¿El problema? Todos los sitios estaban ocupados y nadie tení­a intención de abandonar la acción. Todo parecí­a indicar que el empresario francés tendrí­a que gastarse el dinero en otra parte o regresar a su casa sin la dosis de poker que buscaba hasta que apareció la figura de Tom Dwan, quien se levantó de la mesa y ofreció su puesto al nuevo jugador en un gesto que a priori era claramente EV-.

¿Qué podrí­a llevar a Tom Dwan a abandonar una mesa con varias ‘ballenas’ asiáticas dispuestas a gamblear masivamente dejando así­ que fuesen otros profesionales quienes se llevaran el dinero? La respuesta es tan sencilla como inteligente: ganarse el favor de jugadores como Paul Phua y Richard Yong, hombres que controlan el acceso a las partidas más altas de Macao a las cuales es imposible acceder sin su invitación.

Con este gesto, Dwan ha construí­do una reputación muy buena de cara a dichos jugadores asiáticos, con lo cual se ‘asegura’ tener un asiento reservado en las mesas de Macao, donde el número de jugadores recreativos con un alto poder adquisitivo va mucho más allá de la presencia de un millonario francés.

Si finalmente esta historia es cierta, el norteameticano habrá demostrado ser extremadamente pí­caro, teniendo una perspectiva de futuro en un momento en el que otros jugadores de su talla solo eran capaz de ver la pila de fichas del hombre que tení­an enfrente. Esta ‘artimaña’ recuerda a los ‘rounders’ de la vieja escuela, como Amarillo Slim o Doyle Brunson, quienes siempre trataban de ser invitados a las fiestas privadas de los hombres más poderosos de EE.UU.

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