Los jugadores de high stakes que vivan en la costa este de los EE. UU. van a disponer de un servicio de «taxi-avión» para jugar en el Casino Wynn de Las Vegas.
Su dueño, Steve Wynn, ha comprado un jet por 65 millones de dólares, que pondrá al servicio de los jugadores más adinerados como medio de transporte.
El «taxi-avión» es un Gulfstream G650. Tiene capacidad para 18 pasajeros. Dispone de cocina y bar. Es capaz de alcanzar una velocidad muy cercana a la del sonido. Y tiene autonomía suficiente para realizar el trayecto New York-Pekín sin repostar. Solo hay 7 aviones de este tipo en todo el mundo, lo que hace que la sensación de lujo y exclusividad sea aún mayor para sus viajeros.
El magnate del juego no ha dudado un solo momento en rascarse el bolsillo. La compra, no obstante, le ha picado poco, ya que se estima que su fortuna personal ronda los 2.500 millones de dólares. Además, es muy probable que su patrimonio crezca considerablemente en los próximos años, ya que ha abierto nuevas líneas de negocio en Macao, la capital asiática -si no, mundial- del juego, donde ha construido dos casinos.
