Mientras Eurovegas y Barcelona World dan palos de ciego y se tambalean intentando sacar adelante sus megalíticos proyectos, Benidorm, a la chita callando, ha dado un paso de gigante para convertirse en un referente del juego en España.
La Generalitat Valenciana está a punto de aprobar un proyecto de ley para modificar la La Ley del Juego en la comunidad. Hasta ahora, había limitaciones relativas al número de casinos y la distancia que debía haber entre ellos, además de una serie de trámites muy estrictos que había para abrir y mantener abierto un casino.
Con la nueva ley, todo cambia y los hoteles y otros establecimientos turísticos de Benidorm podrán disponer de minicasinos. La Asociación Autonómica Valenciana de Empresarios de Juegos Legalizados (EJUVA) está totalmente en contra de la medida.
«Es un hecho que en los últimos años la facturación del sector ha ido a la baja, así que no existe una demanda que justifique ampliar de este modo la oferta disponible. Va totalmente en contra de la política que se llevado hasta la fecha», dice Juan Carlos Arnau, abogado de EJUVA.
La opinión del sector turístico es toda la contraria, por supuesto. «No es ningún secreto que desde hace ya dos años habíamos solicitado a la Generalitat una nueva legislación que contemplara la posibilidad de crear mini-casinos en los hoteles y otros establecimientos turísticos».
Entre Barcelona y Madrid suman entre 15 y 16 millones de pernoctaciones al año, mientras que Benidorm cuenta con 11 millones de pernoctaciones, que no está nada mal. Con los británicos ya en el bolsillo, esta medida servirá para atraer a rusos y chinos, «que resultan particularmente interesantes para el sector turístico».
Unos quieren seguir anclados en el pasado y mantener su trozo del pastel, mientras que en Benidorm quieren que haya tarta para todos. «De momento no sabemos oficialmente nada, así que podría tratarse de un globo sonda, pero la noticia es preocupante», dice Juan Carlos Arnau. A ver en qué queda el asunto, pero huele a guerra entre vecinos.