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Stacy Matuson se toma una tibia venganza sobre William Kassouf

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Hasta el pasado mes de julio, William Kassouf y Stacy Matuson eran dos perfectos desconocidos. Ni habí­a existido trato entre ellos ni nosotros tení­amos el gusto, si hemos de ser sinceros.

Pero llegó el Main Event de las WSOP, un sorteo de mesa, una apuesta en el river, y de golpe y porrazo sus nombres y sus rostros han quedado unidos para siempre en la hemerotecas.

La famosa mano que les enfrentó va a ser reptida durante muchos veranos, cada vez que retorne el mejor torneo del mundo. La verdad es que lo tiene todo. La jugada en sí­ es muy llamativa, y la tensión entre los protagonistas es más que palpable, tras horas de desencuentros por culpa del comportamiento de Kassouf en la mesa. La presencia de Jack Effel supervisando la jugada y la decisión inmediata de castigar al británico con una ronda de suspensión es el toque maestro que convierte la mano en imprescindible.

Kassouf, además, se montó toda una campaña de marketing después del dichoso farol. Convirtió la frase «9 high like a boss» en un latiguillo digno de uno de los cómicos del Un, Dos, Tres, y paseó su jactancia por delante de toda aquella cámara que le quisiera enfocar.

A principios de año, varios meses después del suceso, Stacy Matuson lanzó un reto personal a través de las redes sociales, supuestamente harta del autobombo de William. «Si hubiera pagado con las damas, nadie sabrí­a quién es William Kassouf». Stacy querí­a la revancha, y ambos quedaron citados para un heads-up al mejor de tres partidas durante el 888Live Festival de Rozvadov.

En Rozvadov, lo único que recordó lejanamente los momentos vividos durante las WSOP fue la camiseta de Kassouf, con la frasecita de marras cruzada sobre el pecho. Serí­a un toque interesante, de no haber sacado además unas gafas de LED en las que se leí­an otras muletillas que el abogado ha intentado hacer famosas y que diluyeron bastante el mensaje personal.

La actitud del británico fue radicalmente distinta a la exhibida en Las Vegas, pacato y amigable, y además el agresivo juego de Matuson le incomodó visiblemente. Ni parecí­a tener ganas de exhibir su famoso «speech play» ni le dieron pie para ello. Ahí­ se gestó otra oportunidad para subir un par de grados la temperatura del match, con la superioridad manifiesta de Stacy, pero la propia Matuson parecí­a la menos interesada en saborear su supuesta venganza.

La estadounidense acabó con Kassouf por la ví­a rápida, 2-0, pero quedó claro que ninguno de los presentes tuvo nunca la intención de llevar este encuentro más allá de un educado y formal acto promocional.