El anuncio de la supuesta retirada del poker de Fedor Holz ha sido hoy el tema preferido de los descansos del Main Event, del que precisamente acaba de quedar eliminado.
En menos de dos semanas, Holz cumplirá 23 años. Es una edad muy temprana, ridícula como para pensar que se ha logrado todo en esta vida. Pero sí es cierto que su victoria en el High Roller for One Drop puede haberle hecho sentir que el poker no tiene mucho más ya que ofrecerle.
Si fuera sincero conmigo mismo, justo al acabar este artículo me pondría a avanzar otro que creo que me tocará escribir dentro de un par de meses, a lo sumo. «Fedor Holz confiesa que nunca pensó en la retirada».
Todo este asunto ha sufrido una escalada excesivamente rápida, totalmente artificial, en los últimos días. Las palabras de Holz sobre su retirada fueron publicadas en Pocketfives hace menos de 24 horas.
No voy a seguir siendo un jugador profesional.
La gente tiene trabajos únicos, empresas muy especiales. Siento que hay algo esperando por mí que me puede gustar mucho más que el poker.
Entre líneas, se puede entender que el problema es la falta de motivación, provocada por la falta de nuevos objetivos que perseguir. Ha ido cumpliendo todo lo que se ha propuesto a velocidad de vértigo. Ganar tantos millones, ganar un brazalete, ser el número 1 del GPI… Todas metas por las que parecía entusiasmando en las redes sociales y que ha ido completando casi sin tiempo a darse cuenta de lo que estaba consiguiendo.
No me divierto tanto como antes, pero es natural, el techo está mucho más cerca. Es más fácil cuando te pones metas, mejoras más rápido y sientes ese subidón que te ayuda a progresar. Si no progreso no me siento feliz.
El brazalete me pone mucho más fácil dejar el poker profesional. Fue un gran momento para compartir con mis amigos, un gran logro.
Pero muchas de estas palabras y estas sensaciones pierden todo su contexto si no tenemos en cuenta la entrevista que le hizo Remko Rinkema para PokerNews cuatro días antes.
El titular de esa entrevista era: «No volveré a jugar una WSOP enteras».
En esta entrevista, a Holz se le intuye frustrado y agotado. Reconoce que se ha puesto a sí mismo en una tesitura muy desagradable, porque no puede disfrutar de sus recientes éxitos por culpa de haber hecho apuestas sobre brazaletes. Sin decirlo claramente, Fedor deja traslucir que las cifras de premios ganadas en los High Rollers del Aria y en el Super High Roller Bowl podrían sufrir un severo recorte si no consigue ganar en las WSOP.
Hay demasiadas situaciones que no estoy disfrutando al 100%. El poker me da una libertad increíble, y siento como si en Las Vegas estuviera renunciando a ella. La apuesta que tengo es para todos los torneos de Hold’em, así que tengo que jugar los de 1.500$, los de 1.000$, todos. Después de ganar el 300.000$ sentí que necesitaba un descanso, pero también que no me lo podía tomar. Cuando quieres parar y no puedes, esa situación es muy, muy mala.
Mi sensación es que Fedor se equivocó al organizar su agenda, se equivocó al apostar sobre brazaletes, y se equivocó al pensar que podría soportar el ritmo de juego que significa alternar cash y torneos a diario. Phil Ivey tuvo que empezar a hacer algo similar precisamente por la falta de motivación, pero él llevaba 10 años pateándose los casinos de Las Vegas y tenía media docena de brazaletes en casa. Y ni siquiera así creo que le haga ningún bien. Mírale ahora, sin sacar una caja en dos años y sin ganas de jugar otra cosa que no sea el Main Event.
Un chaval de 23 años que nunca ha ganado en el Rio no debería necesitar ese chute de adrenalina adulterada, que minimiza completamente el significado de los eventos y los premios que en ellos se reparten. Ver como Jason Mercier pasaba más tiempo organizando sus apuestas que celebrando sus brazaletes o como Dzmitry Urbanovich debutaba en las WSOP completamente desubicado por el tema de las prop bets da que pensar acerca de qué demonios están haciendo estos jugadores con su tiempo y con su perspectiva sobre el poker.
Ganar el High Roller for One Drop fue más una liberación que una alegría para Fedor. Sus palabras sobre su retirada toman un sentido muy distinto cuando tienes en cuenta cómo le estaban afectando todo el tema de las apuestas, cómo de nauseabundas eran sus sensaciones previas. No me extraña que hable de no volver más a obligarse a jugar. Creo que ese es e lconcepto de profesionalismo del que habla. La liberación de no tener que jugar el Little One for One Drop es patente en sus mensajes después de ser eliminado en el Main Event.
Una vez tenga Las Vegas a 20.000 km, se haya desintoxicado de las WSOP y haya pasado el verano viajando como es su ilusión, veremos que es lo que le tira más con el EPT Barcelona a la vuelta de la esquina. El poker o buscar ese indefinido e irreal «proyecto único» que le inspire tanto como lo ha hecho su carrera en el fieltro.Yo apostaría a que se queda con el poker.
Uy, apostar no, elegir. No más prop bets. Elegirá la opción del poker.