Las partidas de cash que se están jugando ahora mismo en el Casino Aria siguen dando mucho que hablar. Las ciegas de 2.000$/5.000$ ponen los dientes largos a los principales tiburones del poker mundial y son muchos los que se están dejando ver por la sala.
Al igual que en Macao, existe bastante secretismo en torno a estas partidas y es difícil saber cuánto ha ganado o perdido cada uno, a no ser que sea el mismo implicado el que lo haga público. Sabemos que están jugando Tom Dwan «durrr», Gabe Kaplan, Andrew Robl, Richard Yong o Dan Bilzerian, pero no sabemos mucho más.
El único que da algo de información es precisamente Bilzerian, ese baller degenerado que se pasa el día despilfarrando y haciendo ostentación de su gusto por las mujeres hermosas y las armas de fuego. Bilzerian se sentó en la partida y puso 3 millones sobre la mesa. Así como los puso los perdió y después aún le dio tiempo a perder otro millón y medio.
¿Qué son 3 millones? ¿60 propinas? Eso no es nada.
Los excesos en la vida de Bilzerian no son una novedad. Más bien son su seña de identidad. No es la primera vez que que la lía en el Aria, ya que el año pasado abandonó una partida de cash de 5.000$/10.000$ con unos beneficios de 9,4 millones de dólares.
La presencia de este díscolo millonario en la partida parece que ha disparado el nivel de despropósitos de la partida. Si los rumores son ciertos, los jugadores no son los únicos que se están llevando grandes sumas de dinero.
Se dice que el estándar de propinas para los crupiers que se están dejando en la mesa es de 50.000$. Que lo haga Bilzerian no le llama la atención a nadie. Que lo hagan el resto resulta un poco más sorprendente, sobre todo teniendo en cuenta que está jugando Tom Dwan, sobre el que no cesan los rumores de su bancarrota. Dejando esas propinas no me extraña.
Hasta ahora, para ser un baller en condiciones había que ser jugador de poker, pero visto lo visto, si eres crupier y los ballers son los que están a tu alrededor, tútambién podrás convertirte en uno. 50.000$ dan para mucho. Las propinas son la base de la economía de Estados Unidos, tal y como nos lo hizo saber Tarantino en «Reservoir Dogs» allá por 1992. Puede que no sea para tanto, y puede incluso que perpetúen un sistema basado en la desigualdad y en sueldos vergonzosos, pero lo que está claro es que suponen un ingreso extra muy necesario para muchos trabajadores. Si el patrón no paga como debe y nadie le obliga a ello, al menos nos quedan las propinas y tarados como Bilzerian para alegrarnos el día.
