Veo justo y necesario que se desarrolle una regulación específica del poker on-line y presencial en nuestro país. Sin embargo, esta regulación debería ser específica para el poker y diferente a la ley que el estado pretende aprobar para regular las apuestas deportivas y los casinos on-line. ¡No es lo mismo jugar al poker que a la ruleta! El poker no es un juego de azar.
El poker es un juego de estrategia en el que para tener éxito hace falta reunir una serie de cualidades técnicas y mentales como la capacidad de concentración y análisis, el cálculo de probabilidades, la paciencia, la astucia, la experiencia, la disciplina o la inteligencia emocional. A mi juicio, el juego del póker es una profesión tan respetable como cualquier otra. Sin embargo, la alegalidad que ampara ahora mismo a los jugadores de poker profesionales es totalmente injusta. Profesionales de otros juegos en los que hay que reunir habilidades muy similares, como el ajedrez, los dardos o el billar, pueden darse de alta como empresarios, ejerciendo legalmente su actividad económica en estas materias y cotizando en la Seguridad Social.
Un jugador que se dedicase profesionalmente a jugar torneos de poker debería poder tributar anualmente las plusvalías netas generadas por su actividad habitual, como hace cualquier otro empresario. Estas plusvalías netas serían la diferencia entre los ingresos obtenidos por el jugador anualmente (principalmente la suma de los premios que obtuviese en los torneos en los que ha participado) y los gastos necesarios para desarrollar su actividad; en el que quedarían englobados, entre otros, los gastos de inscripción en los torneos en los que el jugador haya competido o los gastos de viaje y alojamiento.
Fiscalmente el modelo del poker debería asimilarse al modelo de la Bolsa de Valores (otro juego en el que hay que reunir una serie de habilidades especiales para tener éxito en el largo plazo). El estado debería establecer unos requisitos mínimos para que una sociedad se pueda establecer en el país como sala de poker (igual que ocurre en la actualidad con las Sociedades y Agencias de Valores) y establecer un control para que estas sociedades cumplan las reglas establecidas.
Para que no hubiese opción al fraude, las salas de poker registrarían las partidas o torneos de todos sus jugadores y les entregarían anualmente, con copia a la Hacienda Pública, las cuentas con los beneficios o pérdidas obtenidos. Los jugadores recreacionales, que no tengan al poker como profesión, con beneficios anuales tributarían fiscalmente por un impuesto similar al que graba a las rentas del capital (En la actualidad 19% para los primeros 6.000 euros de beneficio anuales, y 21% para el resto). Estos jugadores, igual que ocurre con las inversiones en el mercado de valores, podrían compensarse los beneficios obtenidos en un año con las pérdidas que tuviesen en años anteriores.
Las licencias otorgadas, no deberían limitarse únicamente al juego on-line, sino también a la organización de torneos de poker presenciales. En España, con la legislación vigente, únicamente los casinos pueden organizar torneos de poker. Este monopolio da pie a que puedan abusar de la cuota de inscripción mínima, de las comisiones que cobran y de malas estructuras en los torneos que organizan. La libre competencia para organizar torneos iría en beneficio de los jugadores.
Es injusto que en España únicamente se puedan jugar torneos de poker en los casinos. Un torneo de Poker Texas Hold´em con una buena estructura es un espectáculo deportivo en el que generalmente los mejores jugadores son los que ocupan las primeras posiciones. En otros países, los torneos de poker se emiten en los canales de deportes en horario de prime time… Además de beneficiar a los jugadores, una buena regulación del poker en nuestro país iría también en beneficio de las arcas del Estado, tan necesitadas en los últimos meses. El Estado recaudaría no sólo los impuestos de los jugadores sino también los de las salas de poker, que podrían tributar por sus enormes beneficios anuales como empresas legalmente establecidas en España.
Pienso que estamos en el momento más apropiado para que todos los amantes de este apasionante juego de estrategia pongamos nuestro granito de arena para pedir que se realice una sana regulación que ponga fin a la injusta mala fama que ha acompañado al poker en los últimos años.