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Pikovaia Dama (la dama de picas)

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«Dama de picas» significa hostilidad encubierta.
(Libro moderno de cartomancia)

Detrás de cada una de las cartas del poker hay, probablemente una historia, o más de una…
La dama de picas tiene una que se remonta a Rusia de mediados de 1.800.
Allá por 1833, el escritor ruso Aleksandr Pushkin escribió una novela llamada Pikovaia Dama.
Años después, el compositor Pietr Tchaikovski la adaptó a ópera.
Lo que atrapó mi atención no fue la novela en sí­, aunque muy lograda, ni la biografí­a del escritor, ni el misterio de la muerte del compositor, sino las coincidencias… las sutiles coincidencias entre ellos y el protagonista.
Desovillando la tragedia de cada uno de ellos, llegamos antes o después a un punto donde se encuentra una mujer, distinta en cada caso, pero tan parecida a la dama de picas… que se siente la tentación de pensar que al inventarla, al darle vida, corporizaron a su Némesis.
La dama de picas, es el apodo que el escritor le dio a una vieja condesa rusa, que llevó a la locura y a la muerte a Hermann, el protagonista.
Y es quien parece haberse encarnado en las mujeres que llevaron a estos dos hombres, célebres artistas, a la tragedia, y a la muerte.
Vamos a conocer a la dama de picas.

La tragedia de Hermann

Hermann es un hombre de carácter silencioso y taciturno. Observaba a sus amigos apostar grandes sumas, y nunca jugaba.
Pero el juego era su obsesión.
Tení­a otra pasión Hermann: Lisa, la protegida de una anciana condesa dueña de una increí­ble fortuna.
Una vez, mientras miraba jugar, escuchó una extraña historia, que sellarí­a su destino.
Cuentan que la anciana condesa, en su juventud era muy hermosa, y que sentí­a una pasión desmedida por el juego. Superaba a su ya casi enfermiza pasión por los hombres.
Pese a que se sucedí­an los amantes uno tras otro, nunca tuvo consecuencias que lamentar, su marido jamás supo de su promiscuidad.
En cambio con el juego, era otra cosa.
En una oportunidad perdió casi toda su fortuna.
Recurrió a su marido, quien se encolerizó y rehusó a prestarle ayuda.
Fue en ese estado de desesperación que conoció al duque de Saint Germain, un famoso alquimista y jugador.
El, a cambio de una noche de amor, le confió el secreto de las tres cartas.
El secreto de las tres cartas. Gracias a él recuperó lo perdido y duplicó su fortuna.
A partir de allí­ comenzaron a llamarla la dama de picas.
Despechada se lo contó a su marido, y poco después a un joven amante con poca fortuna.
Y luego tuvo un sueño… y en el sueño una revelación: morirí­a cuando un tercer hombre enamorado tratara de quitarle el secreto.
Protegió su secreto toda la vida, y se creyó a salvo al envejecer, cuando el amor pasa de largo, pero el sueño nunca dijo que el hombre estarí­a enamorado de ella.
Hermann comenzó a obsesionarse con la historia: querí­a conocer el secreto de las tres cartas, aunque para ello tuviera que usar a Lisa.
Así­ logró que un dí­a, Lisa le diera la llave de su habitación. Para llegar a ella, debí­a atravesar los aposentos de la condesa.
Era todo cuanto querí­a.
Cuando estuvo frente a la anciana trató mediante ruegos al principio y amenazas después, que le confesara cuáles eran esas tres cartas.
La anciana sólo lo miraba sin emitir sonido, quizás recordando el sueño.
Finalmente, loco de furia, sacó una pistola y la amenazó.
Fue demasiado para el corazón de la vieja condesa, que cayó muerta al instante.
Cuando Lisa supo que sólo habí­a sido un instrumento en manos de Hermann, lo abandonó, y éste se sumió en la desolación.
Pero un dí­a él tuvo un sueño.
La condesa le revelaba las tres cartas que cambiarí­an su vida:
Un tres
Un siete
Un as
Hermann apostó todo su dinero al tres. Ganó.
Con gran excitación volvió a apostar todo al siete. Volvió a ganar.
Finalmente puso toda la enorme fortuna al as. Nadie quiso pagar su apuesta.
Excepto el noble que le contó la historia de las tres cartas.
Luego de empujar todo su dinero advirtió: aquí­ viene el as, con una certeza irreductible.
La carta saltó sobre la mesa y nada mas verla su sonrisa se convirtió en un rictus.
Sobre la mesa se dibujó el rostro de la condesa.
La dama de picas.
La carta con el rostro de la condesa parecí­a burlarse de él.
Nunca fue el as… siempre fue ella quien lo mirarí­a desde la mesa, burlándose, gozando de su desgracia, vengando su muerte…
De allí­ el significado: hostilidad encubierta dicen algunos, malevolencia secreta dicen otros.
Hermann enloqueció y se suicidó terminando así­ con su miserable vida para escapar al fin de la dama de picas.

La tragedia de Pushkin

Su vida:

Nació en 1799 en el seno de una familia perteneciente a la nobleza y llevó durante casi toda su juventud una vida disipada y viciosa.
A los 24 años su vida se reducí­a al alcohol, el juego y las prostitutas.
Se mantení­a con poco dinero, ya que su familia rehusó mantenerlo, y así­ comenzó a ganar algo con sus escritos.
Se recluyó un tiempo hasta que el zar Nicolás I lo distinguió con un suculento subsidio, a cambio de ser el censor de su obra, asegurándose así­ que el filoso escritor no hiciera arengas sobre su dictadura.
A los 30 años se casó con Natalia Goncharova, su propia dama de picas.

Su muerte:

Natalia era hermosa y una de las mujeres favoritas de la nobleza.
Era también una insaciable seductora, y la describen incluso como una vulgar buscona.
Natalia era una mujer de escasa educación, le dio tres hijos y ni un minuto de paz.
Su última conquista, un Barón protegido del ministro, no pudo ser soslayada por Pushkin.
Lo desafió a duelo para lavar su honor y el de su esposa y terminó muerto de un disparo.
Tení­a 36 años y ya era el escritor moderno ruso más importante.

La tragedia de Tchaikovsky

Su vida:Tchaikovsky

Comenzó a componer música recién a los 25 años.
Fue un niño sensible, muy apegado a su madre, de una forma enfermiza.
Su muerte lo desvastó.
De allí­ en mas tuvo una sucesión de amores platónicos, con mujeres casi siempre mayores que el, enamoradas de su obra, y que generalmente acompañaban su devoción con buenas sumas de dinero.
A los 37 años, recibió una carta de amor de una desconocida que decí­a haber sido su alumna.
Tchaikovsky la ignoró, no recordaba el nombre, de modo que no respondió a ninguna de las 30 cartas que recibió de ella.
En la última, ella amenazó con suicidarse si no obtení­a respuesta.
Se llamaba Antonia Milyukova y fue una de las mitades de su dama de picas.
Antonia era una mujer desquiciada y ninfómana, con escasa educación al igual que las otras dos.
Tchaikovsky no la amaba. Según sus propias palabras, accedió a casarse con ella «para satisfacer a mi padre, que me presionaba a silenciar los rumores sobre mi homosexualidad».
Tchaikovsky pronto notó la enfermedad de su mujer quien cada vez se mostraba más descontrolada.
Al poco tiempo de casarse con Antonia conoció por medio de cartas a Nadezhda Von Meck la otra mitad de su dama de picas.
Nadezhda era una mujer mayor que él, de 46 años, viuda, madre de 12 hijos, extraordinariamente rica y culta.
Y estarí­a ligada a su vida, su tragedia y su muerte.
Tchaikovsky fue una suerte de gigoló musical para esta mujer quien le propuso donarle el dinero suficiente para que continuara su obra sin preocupaciones económicas.
Mantuvieron una relación de amistad y amor, que duró casi 14 años. Esta relación fue siempre epistolar.
Nunca se conocieron, y dicen que, en la única ocasión que se enfrentaron «cara a cara, huyeron ambos despavoridos».
Así­ Pietr tuvo a su dama de picas en dos mujeres: una ninfómana y maliciosa, la otra vieja, rica y aristocrática.
La situación de Antonia fue empeorando dí­a a dí­a…
Esto lo sumió en una profunda depresión, de la que resultaron varios intentos de suicidio, el último de ellos pasó la noche sumergido en las aguas heladas de un lago con la esperanza de sufrir una neumoní­a.
Antonia no se recuperó, y tuvo que ser internada en un hospital para enfermos mentales.
Tchaikovsky tampoco se recuperó.

Lejos de acallar los rumores sobre su homosexualidad, la internación de Antonia, y los motivos de la misma los aumentaron.
Antonia habí­a contribuido a ellos divulgando su insatisfacción sexual como resultado de conductas «espantables y sucias» de su marido.
Tchaikovsky entonces decidió dar rienda suelta a su tendencia.
Tuvo varios amantes, un joven alumno de 19 años, un ayudante suyo de sólo 14 y por último, su sobrino Roberto.
Para este momento Nadezhda le retiró su apoyo afectivo y financiero, soltándole la mano en un precipicio.

Su muerte:

Varias son las hipótesis sobre la inesperada y repentina muerte de Tchaikovsky.
Algunos dicen que murió durante la epidemia de cólera, por haber bebido agua contaminada.
Los más sostienen que se suicidó.
Su relación homosexual con su propio sobrino llegó a oí­dos de un senador, a quien el hecho le pareció aberrante.
Convocó a una corte, quien juzgó al músico y lo condenó a muerte.
Le dieron la posibilidad, para evitar mayor oprobio y vergí¼enza que se suicide.
Otros sostienen que fue el abandono de Nadezhda lo que lo impulsó a terminar con su vida.
Y así­ fue como el más popular compositor ruso se quitó la vida envenenándose.

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