Esta semana se produjo un nuevo movimiento en la partida de ajedrez que vienen jugando en los últimos tres años e casino Borgata y Phil Ivey.
Hace menos de un mes, el juez le pidió al Borgata que pusiera precio a su demanda contra Ivey, al que acusan de utilizar un defecto de fabricación en unas barajas concretas para apostar con ventaja en las mesas de punto banca del establecimiento de Nueva Jersey. El Borgata propuso 15.500.000$. El siguiente paso en el proceso legal era esperar una respuesta del interesado, por si aceptaba y decidía pagar motu propio.
Y como en muchas partidas de ajedrez encarriladas en una variante teórica más que estudiada, Ivey hizo lo esperado, que es agotar el plazo y contestar que tururú. Bueno, los términos en que se expresaba su respuesta al tribunal eran un pelín más técnicos y prolijos.
El Borgata alegó que Ivey, al conocer si la primera carta le era más o menos favorable, podía maximizar sus apuestas en algunos casos y minimizarlas en otros, y que el jugador conocía de antemano que jugaba con ventaja en las odds. Además apuntó que un juez desautorizó en 2015 el resultado de las manos en un un caso contra unos jugadores que le ganaron 1.500.000$ al Golden Nugget por un defecto del barajado que permitía reconocer un patrón en el reparto de cartas.
En la réplica, Ivey y sus abogados apuntan que pueden probar que la técnica usada por Ivey solo afecta al patrón de apuestas, no al resultado de las manos, como en el caso del Golden Nugget. El juez encargado de decidir si la demanda del Borgata y la contrademanda del jugador debían llegar a juicio o no, –que terminó dando razón en parte a ambos litigantes-, señaló que existía un posible incumplimiento de las leyes del juego en Nueva Jersey, no que las manos pudieran ser desautorizadas.
Ivey quiere demostrar que aún teniendo información privilegiada, no privaba a la casa de la posibilidad de salir ganando. Ganó 864 manos, perdió 822 y empató 184, es decir, ganó dinero en menos de la mitad de las manos, y hubo tramos en que tuvo pérdidas muy cuantiosas, como un espacio de pocos minutos en que perdió 2.700.000$ en su última visita, cuando el Borgata había accedido ya a subir el límite de apuestas a 100.000$.
Ahora solo puede evitar la vista pública un acuerdo entre las partes a espaldas del tribunal. Se rumorea que el Borgata se conformaría con recuperar los 9.600.000$ ganados por Ivey. ¿Aceptará el californiano, o intentará ir doble o nada, sacarle diez kilos al Borgata por daños a la imagen y mantener su reputación intacta con una sentencia a favor?