El danés aceptó una apuesta que le propusieron y comenzó el show. Primero se lanzó al mar en el puerto de Brigge, en donde suponemos que la temperatura del agua era del todo menos agradable. Más tarde, con la ropa empapada, se puso a correr hasta su casa, a unos cuatro kilómetros de distancia, según apunta la página escandinava pokernyhederne.
Veinte minutos más tarde de que empezase la carrera, Eastgate ya estaba en casa y pudo ponerse cómodo después de darse una cálida ducha.
Su premio por haber tenido los suficientes bemoles: seis mil dólares.
Y para muestra, el vídeo que se puede ver en la web danesa.