La noche del domingo 4 al lunes 5 (claro, no va a ser al lunes 12), a las 00:45 emiten en Tele5 el programa Duti Fri dedicado a Las Vegas. Lo repiten el día 17 a las 12:00 por si no queréis trasnochar. Sardá tuvo la suerte de «encontrarse» con nosotros en el Desafío Las Vegas I, y tras pedirlo insistentemente accedimos a que nos rodaran.
Algunos de los pelayines que acudimos no saldrán en el programa, al ser desechados por feos, pero casi todos dimos la talla. A mi, por ejemplo, sólo me costó 100 pavos sobornar al tipo del casting, no se como lo consiguieron los demás.
No os puedo chafar el programa por que no se lo que va a salir. Se lo que se rodó pero luego habrán metido la tijera. Fue una pena que no les dejaran rodar en un casino que tenían previsto, del que no diré el nombre por pejigueras, pero por lo que nos dijeron quedaron bastante contentos con el material.
A Sardá le enseñamos las nociones básicas para jugar al Texas, tan básicas que por la noche estuvimos buscándolo por todos los casinos para pelarlo, jeje. No hubo suerte, ahí fue prudente.
Tras el rodaje nos hicimos las típicas fotos con él para vacilar a los amigos y nos dio autógrafos para luego revender al volver a España. Ahí estuvimos originales y sacamos una baraja de cartas gigantes. A mi me firmó en el A de picas «Perico, salut! Xavi Sardá». A Pac8 le puso «Pac8, salut! Xavi Sardá». A OllOmOl le puso «Xabi, salut! Xavi Sardá». Joer, que forma más tonta de intentar rellenar un folio, que es lo que dice mi contrato que tengo que rellenar. Ya os podéis imaginar la dedicatoria al resto de pelayines.
La tontería de la jornada se produjo cuando le dije que aprovechara y me pidiera un autógrafo a mi, ya que pronto daría que hablar. El tío se tiró al rollo y lo vi con tantas ganas que no pude decirle que no. Mi dedicatoria fue un poco cruel pero creo que es la mejor que pude ponerle en aquel momento de euforia pokeril. Decía algo así como: Nunca llegarás a nada en esto del Poker. Periquillo (o Perico, no recuerdo). La verdad es que, fuera de coñas, la guardó como oro en paño. Cuando estaban recogiendo le dijo a alguien del equipo: «Cuidado con esa carta que no la quiero perder». Puede que la haya utilizado para encender el fuego del hogar en una noche tan señalada como Noche Buena en una cabaña escondida en los Alpes suizos. Todo un honor, oiga.
Creo que hablo por todos los que estuvimos allí al decir que nos trataron de cine. Sardá estuvo encantador, ni endiosado ni leches. El equipo muy majo, a pesar de estar trabajando el ambiente fue distendido y gastando bromas todo el rato. Mi alzheimer galopante me impide recordar a todos, pero muchas gracias a Carles, Amanda, Salvador y el resto.
¡Muchas gracias por esos minutillos de fama! Efímera, pero fama.
