A estas alturas, no creemos que sea ningún secreto para nadie, que Michael Mizrachi, algún tiempo atrás, era tan buen jugador, como nefasto para llevar sus finanzas. De hecho, tanto fue así, que llegó a perder su casa en Miramar, acusado de evadir impuestos entre 2005 y 2007 por valor de 339.000$.
Aquellos fueron seguramente los peores momentos en la carrera profesional de Michael Mizrachi, pero como buen jugador de poker que sufre las inclemencias de los «down-swings«, Mizrachi se recuperó de aquello y mucho más.
Gran parte de culpa la tuvo su paternidad. Eso cambió su vida y la forma que tenía de ver las cosas en general, aunque también contó con la ayuda de la gente más cercana a su círculo, como fue el caso de su hermano:
«Siempre he tratado de arriesgar algo para ganar mucho más, pero en este sentido, tengo mucho que agradecer a mi hermano Robbert, quien siempre ha estado a mi lado, y me ha ayudado a crecer y evolucionar este punto de vista que yo tenía».
«Me gustaban los coches caros, los billetes de avión en clase preferente, hoteles lujosos, pero ahora lo único que quiero es que mis hijos tengan lo mejor. Antes podía gastarme más de 30.000$ al mes en caprichos. Ahora procuro no pasar de 8.000».
Mizrachi, que este año consiguió algo histórico, al ganar por segunda vez el 50.000$ Poker Players Championship de las WSOP®, es un jugador que no para nunca de crecer. En lo pokerístico, ya le conocemos como uno de esos jugadores que domina casi todas las modalidades del juego, algo parecido al estilo de los grandes, pero ahora lo que busca, es crecer en su entorno personal, más importante si cabe:
«Crecer significa también asumir la responsabilidad, ya que en el mundo en el que estamos, incluso los más ricos llegan a derrumbarse, si el dinero se maneja imprudentemente«.
