Todos conocemos la pasión que siente Gerard Piqué por el poker en vivo. Siempre que se lo permiten sus obligaciones futbolísticas y familiares, hace una escapada para jugar algún torneo gordo. Y, además, demuestra un buen nivel. No es, en absoluto, el famoso que busca emociones fuertes. Piqué juega bastante bien y es muy competitivo.
Pues bien, el «caso Piqué» se ha repetido en Alemania con un jugador habitual de la selección de Alemania, que fue descartado para ir al Mundial por Joachim Lí¶w.
Se llama Max Kruse y juega habitualmente en el Borussia Mí¶nchengladbach. Todo apuntaba a que iba a estar en la lista definitiva, pero Lí¶w no ha llevado apenas a delanteros y Kruse se ha quedado fuera.
Las malas lenguas afirman que Kruse violó las normas de equipo en un hotel durante un viaje a Inglaterra el pasado diciembre y que el enfado de Lí¶w es la causa de su exclusión del Mundial. Kruse ha negado dichos rumores y ha declarado que la decisión del técnico se ha basado en aspectos técnicos y no en causas extradeportivas.
Sea como fuera, Kruse ha aprovechado su ausencia del Mundial para practicar su otro deporte favorito: el poker. Se presentó en Las Vegas y ni corto ni perezoso se registró en el exigente Event #36: $1,500 2-7 Draw Lowball, un torneo disputado por un field selecto de 241 participantes, entre los que estaban Phil Hellmuth, Antonio Esfandiari, Erik Seidel, Mike Matusow o Scott Seiver; vamos, lo más granado del poker mundial.
El futbolista aprendió a jugar a esta modalidad gracias a una clase de 30 minutos que le dio su paisano George Danzer mientras ambos veían la aplastante victoria de Alemania sobre la Portugal de Cristiano Ronaldo.
El actual líder del ranking de Jugador del Año de las Series se sorprendió de lo rápido que aprendió y le cogió el rollo a esta variante que está tan de moda en las mesas de cash de high stakes.
Con dicha información y muchas ganas de jugar, Kruse comenzó a pelear sobre el verde de los tapetes, viendo los partidos del Mundial en los monitores del Rio; y fue avanzando en el torneo. De hecho, ayer disputó la ¡mesa final! del evento.
Kruse llegó al último día con el 5.º stack de los 6 últimos supervivientes.
La sesión comenzó calentita, ya que en solo 6 manos ya esta fuera el primer jugador, el francés Samuel Touil (6.º), eliminado por el que parecía que iba a ser el gran coco de la mesa, Joseph Cheong.
Kruse tuvo algún cruce con Steven Wolansky, que le hizo perder parte de su stack, pero siguió luchando contra los pros.
En la mano 19, Cheong volvió a hacer de las suyas y mandó al rail al noruego Orkan Skommo (5.º). Se pudo bastante gordo, hasta que Wolansky le bajó un poco los humos.
El torneo siguió avanzando. Los jugadores esquivaron balas hasta la mano 41, en que Cheong firmó una nueva eliminación, la de su compatriota Christopher Mecklin (4.º).
Kruse empezó el juego 3-handed con el stack más corto (118.000 puntos), por 495k de Wolansky y 474k de Cheong. Y solo duró una mano más. Cheong acabó con Max Kruse (3.º) en la mano 42, cortando de raíz su sueño de conseguir el brazalete de oro.
Joseph Cheong comenzó el HU con ligera ventaja de stack respecto a Steven Wolansky (592k vs 495k). Logró mantener el liderazgo hasta la mano 67 del día, momento que que Wolansky se puso por delante (687k vs 500k). Y desde ese momento, no tuvo nada que hacer. En la mano 77 Joseph Cheong cayó eliminado en 2.º lugar y Steven Wolansky se hizo con el triunfo y con el primer brazalete de su carrera.
El jugador estadounidense ha podido resarcirse así de la 2.ª posición que obtuvo el año pasado en el Event #8: $2,500 Eight-Game Mix, y que hasta ahora había sido su mejor resultado.
No obstante, la épica actuación de Kruse le ha quitado gran parte del protagonismo.
Sea como fuere, estos son los premios que se han llevado los componentes de la mesa final oficial del torneo:
- Steven Wolansky: 89.483$.
- Joseph Cheong: 55.309$.
- Max Kruse: 36.494$.
- Christopher Mecklin: 24.908$.
- Orjan Skommo: 17.445$.
- Samuel Touil: 12.529$.
