El momento más tenso de las World Series of Poker llegó en el evento más inesperado, el Evento #72 10.000$ Stud Championship.
Algo muy gordo va a tener que pasar en el Main Event para igualar el ambiente generado durante las seis horas de heads-up disputadas entre Mike wattel y Chris Ferguson.
Muchos miembros de la comunidad que nos preocupamos de informarnos, y en mi caso de informar, sobre el papel de Ferguson en la debacle de Full Tilt, recibimos una puya en todo el morrillo con el récord de cajas que ha conseguido «Jesus» en esta edición.
Con la asegurada ayer en el evento 72, Ferguson va por 16, a falta del Main Event, del Little One for One Drop y 11 eventos en Rozvadov. El nombre de Ferguson pudo haberse hecho un hueco en los libros de las WSOP, como ya lo tiene entre los banners de los campeones del Main Event. Curioso que, como nos señaló Yossi Obadía desde Las Vegas, el de Russ Hamilton, otro ilustre beneficiario de bancas ajenas, se pudra en cambio en el almacén. Pero ese es otro tema.
El caso es que el golpe de tener que ver a «Jesus» escribiendo historia de las Series se amortiguó casi de inmediato cuando John Racener le adelantó en la clasificación de Player of the Year y batió a su vez el récord de Ferguson -tiene 17 cajas a su nombre a estas alturas-.
El mal trago ya se pasó y estaba en proceso de quedar olvidado cuando Chris Ferguson volvió a aparecer en escena, esta vez con la amenaza de ganar su primer brazalete desde 2003 y de retomar el liderato del POY, algo que solo conseguiría con la victoria.
Ferguson eludió uno de los fields más mermados de todo el festival, 88 jugadores, y ya en el dinero, provocó las eliminaciones de jugadores como Randy Ohel, Todd Brunson, Jason Mercier o Shaun Deeb.
Llegó a la mesa final en segunda posición. El chipleader era Perry Friedman, y ambos mantuvieron los roles hasta que quedó solo un trío de aspirantes al brazalete, completado por Mike Wattel. Este último desniveló la mesa a su favor en esta fase de al partida y cogió fichas de ambos rivales, acabando con el torneo de Friedman en el proceso.
Wattel, de inmediato, se convirtió en el favorito del raíl, que confiaban en su ventaja en puntos para evitar tener que pasar el mal trago de tener que ver a Ferguson como homenajeado en una ceremonia de entrega de brazalete en medio del Main Event. Horas después, las caras del público eran un poema. Reflejaban la angustia de ver como Ferguson aguantaba hora tras hora contra las cuerdas, protagonizando dobladas en el momento propicio y prolongando el torneo en la madrugada de Las Vegas.
El peor momento sobrevino a las cinco horas de enfrentamiento directo, cuando Ferguson consiguió darle la vuelta a la partida. Cuando por fin se le abrió la oportunidad de la remontada a Ferguson, Wattel se vio acorralado y obligado a apostar todas sus fichas con 
contra 
. La salvación de Wattel llegó al límite, en séptima, y en forma del único cinco que quedaba en la baraja 
.
Así de cerca estuvo Ferguson de su sexto brazalete. Pero basta ya de colocarle como personaje principal de la narración. Wattel retomó la delantera tras ligar un color, y volvió a ligar cinco cartas del mismo palo en una mano con seis apuestas (subida preflop, una apuesta en cuarta, quinta y sexta y un check-raise en séptima) para dejar a Ferguson listo de papeles.
Wattel dijo que no estaba interesado ni en la carrera por el POY ni en quíen era o dejaba de ser su oponente. Que la victoria la había peleado por él mismo, por demostrarse que era capaz de ganar un segundo brazalete 18 años después de haber conseguido el primero.
Pues ole por usted, caballero. Y de paso, muchas gracias.
- Mike Wattel 245.451$
- Chris Ferguson 151.700$
- Perry Friedman 104.416$
- Amir Mirrasouli 73.810$
- John Monnette 53.621$
- Bryce Yockey 40.066$
- Shaun Deeb 30.817$
