Inicio World Series of Poker (WSOP) Mercier y Negreanu animan las apuestas por los brazaletes a su manera

Mercier y Negreanu animan las apuestas por los brazaletes a su manera

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Las apuestas sobre los resultados de las WSOP, especialmente sobre los ganadores de los brazaletes, son todo un clásico veraniego.

Jugadores como Daniel Negreanu, o Phil Ivey, cuando este se jugaba todo el calendario, utilizaban este recurso paar maximizar los beneficios de una victoria y como acicate psicológico para resistir mejor el esfuerzo de jugar a diario. Siempre se ha dicho que en 2002, el año en que ganó tres brazaletes, Ivey saltó la banca y puso en serio compromiso el bankroll de muchos compañeros de partidas de high stakes de Las Vegas.

En un amplio porcentaje de los casos, estas apuestas se cierran en privado. Pero en la era de las redes sociales y la comunicación multimedia, cada vez es más fácil enterarse de las condiciones de esas apuestas o incluso encontrar a jugadores ofreciendo acción al público.

Durante las primeras horas de festival, en la previa del Tag team Event, hubo dos jugadores que estuvieron especialmente activos a la hora de ofrecer apuestas en Twitter: Daniel Negreanu y Jason Mercier.

Mercier mostró uno de sus aspectos menos conocidos, el de experto bookie, dando una lección de práctica de cuáles son las apuestas más tí­picas que se pueden hacer sobre las WSOP y las condiciones necesarias para hacer de Twitter un medio útil para concretarlas.

Se puede apostar sobre si uno va a ganar o no un brazalete. Mercier pide 2-1, es decir, si la apuesta es de 10.000$, en caso de ganar un brazalete cobrarí­a 20.000$ y de no conseguirlo le toca pagar 10.000$.

Ahora, si te conoce Y, con «y» mayúscula, si se fí­a de ti, la apuesta queda cerrada por Twitter. Si no, la mecánica habitual es dejar el dinero en depósito. La pasta por delante.

Otra variedad de apuesta es apostar sobre la cuenta de brazaletes en comparación a otro jugador. Mercier acepta por sí­ mismo1.25-1 contra cualquier jugador, excepto Daniel Negreanu o Paul Volpe, contra los que las odds pasan a ser 1.10-1.

Digamos que yo pienso que Phil Helmuth va a ganar más brazaletes que Mercier. Eso quiere decir que al final de las WSOP se mirará el número de brazaletes que han ganado ambos jugadores. Si los dos han quedado a cero o han ganado los mismo brazaletes, nadie tiene deudas pendientes. Si Hellmuth gana más que Mercier, Jason me tiene que pagar 1.25-1 por cada uno de ellos. En caso contrario, me ha pelado y me toca pagar una vez el tamaño de la apuesta por cada brazalete que tenga de ventaja sobre Hellmuth.

Otra variedad es la apuesta por equipos. Mercier acepta una apuesta directa a que o Daniel Negreanu o él van a ganar al menos un brazalete este verano. Con que uno de los dos lo consiga la apuesta está ganada.

Como no conseguí­a cerrar suficientes operaciones, Jason Mercier acabó rebajando un poco las odds. Ahora está dispuesto a apostar por el equipo Negreanu-Mercier ofreciendo 1.100-1, mientras que ha bajado el precio de apostar contra su triunfo en solitario a 1.7-1.

La última variedad y más espectacular es la especialidad de Ivey, la apuesta de múltiples brazaletes. Aquí­ las odds se pueden disparar terriblemente, y las cifras en juego pueden alcanzar un tamaño mareante. El año pasado, una de las discusiones más animadas que generó el festival fue la famosa apuesta de los tres brazaletes que Vanessa Selbst cerró con Dmitry Urbanovich y Jason Mercier.

El de Florida no ha dejado caer nada de ese estilo en su timeline, pero sí­ que lo ha hecho Daniel Negreanu.

Es una especie de broma que no se acaba de entender muy bien. Negreanu soltó sin más que habí­a cerrado una apuesta con Ben Lamb a que este año Daniel ganaba tres brazaletes y que la hací­a extensiva a quien la quisiera. Una apuesta que normalmente puede ir 100-1 o 200-1, según de quién se trate… y Daniel la hace even.

Pero tranquilo, no salgas corriendo al banco. Ya no cuela. Como buen bromista, Daniel no quiso desvelar el truco que tení­a la apuesta (¿serí­a por una hamburguesa?) y detuvo el aluvión de respuestas que estaba recibiendo con la excusa de que ya habí­a alcanzado el lí­mite de dinero que pensaba dedicarle a ese menester.

Así­ se animan el verano los pros. Como si no fuera suficiente razón para darlo todo invertir cientos de miles de dólares en entradas y aspirar a millones de dólares en premios. Si es que lo llevan en la sangre.