Ludovic Lacay se consagra ganando el EPT de San Remo

Sea como fuere, la victoria final fue para quien más la buscó y se la mereció. Ludovic Lacay, el jugador con más renombre de los 8 finalistas, se acabó imponiendo en el cara a cara final al canadiense Jason Lavallee, haciéndose así con el primer gran título de su palmarés. 

Las cosas empezaban de la siguiente manera:

El ruso, si alguien pensaba que se iría a la calle el primero, estuvo bien equivocado. De hecho, acabó rascando bastante más dinero del que esperaba, pero eso lo veremos más tarde. Gran culpa del éxito, la tuvo su monedita. Así es, vimos como las decisiones más comprometidas de esta mesa final, las tomaba echando una moneda al aire, como en el momento de su «double up«. El alemán Bojan abría la mano a 100.000 ptos desde UTG. Recchia justo a su izquierda hacía una 3bet a 260.000  y cuando la acción le llegó a Litvinov, ni corto ni perezoso, se apartó un poco, puso cara de concentración, y lanzó una moneda al aire para (supuestamente) tomar su decisión. Una vez comprobó el resultado del lanzamiento, el ruso se restaba por 580.000 puntos con recibiendo el call de su rival transalpino. Después de las comunitarias, Litvinov doblaba su stack, volviendo así a la pelea. 

Como decíamos al principio, los primeros compases de esta mesa final no dieron mucho más de si. Las fichas iban pasando de un stack a otro, mayormente acabando en el de Ludovic Lacay. Nadie quería ser el primer eliminado de la mesa final, por lo que tuvimos que esperar más de 3 horas para asistir al primer «knock out«, justo cuando el sopor se empezaba a apoderar de la mesa. 

Jason Lavallee, el líder al comenzar la jornada, había perdido algunas fichas en estos primera compases de la mesa final a base de enfrentamientos (mayormente preflop) tanto con Recchia como con Piasecki. Aún y así, su stack seguía con la suficiente profundidad como para encargarse de mandar al primer jugador para casa. Éste fue el alemán Ismael Bojang, el cual empujó su 1.500.000 ptos al centro de la mesa, tras el open-raise de Lavallee, quien no dudó en pagarle. No era la primera vez que ambos jugadores se enfrentaban en una acción preflop, pero esta vez, la documentación del canadiense era más legítima que las anteriores. Los de Lavallee se acabaron imponiendo al del alemán, que caía eliminado en 8.ª posición. 

Antes de la cena, todavía dio tiempo a que al polaco Adrian Piasecki se le apareciera alguna figura divina al mismo tiempo que Lavallee entraba ligeramente en «tilt«. Ambos jugadores acabaron con todas las fichas en el centro, Lavallee con y Piasecki con . El flop fue , aparentemente Piasecki tenía muchos números para irse a la calle. El en el turn daba posibilidades de partir el bote, como efectivamente así sucedió al aparecer el en la quinta calle. Lavallee miraba con cara de disgusto como le devolvían la mitad del pot, ante las risas del jugador polaco. Con esto, los jugadores se fueron 60 minutos a descansar, mientras que los espectadores, como un servidor, esperábamos que a la vuelta, los 7 supervivientes se armaran de valor, y comenzaran a poner algo de picante a esta mesa final. 

Así estaban los stacks durante el break de la cena:

A Lavallee esta mano le dejó algo tocado anímicamente, y durante cierto tiempo, empezó a perder fichas un poco sin ton ni son. Además, Recchia se ponía como inmediato perseguidor de Lacay, sobretodo tras firmar la siguiente eliminación. Ésta corrió a cargo de Micah Raskin (uno de esos jugadores que tanto gustan a Negreanu por el tiempo que se tomaba para cada decisión). Lo cierto es que tuvo una tremenda mala pata en la mano que le mandó para casa, pero no es menos verdad que a partir de ese momento, la cosa fue algo más rápida. El americano abría la mano en UTG con y después pagaba el 3bet que Recchia hizo con . En el flop, ya se vio que aquí habrían fuegos artificiales: . Raskin jugaba al check/raise, pero nada movía al italiano de su top pair-top kicker. El turn fue el , carta tras la que Recchia apostaba 600.000 puntos, y Raskin pagaba dejándose apenas 300.000 por detrás. En el river, adivinen… Una como un martillo, que no gustaba nada al americano, pero que pagaba su resto, rezando porque el italiano tuviera algún tipo de pareja superior, pero no fue así. Micah Raskin caía así eliminado en 6.ª posición. 

Poco más tarde llegó el turno de Jason Tompkins. La puntilla al jugador irlandés se la dio el ruso Artem Litvinov en dos turnos. Primero lo dejó tiritando cuando sus se impusieron a los del irlandés, para apenas una mano después, restarse con al mismo tiempo que el excéntrico ruso recibía . No había nada que hacer. Jason Tompkins acababa eliminado en 5.ª posición. 

El camino empezaba a aplanarse para Lacay, sabedor de que algunos de sus rivales más incómodos, como era el caso de Tompkins (situado justo a su izquierda) iban cayendo eliminados. Mucho mayor pudo ser su ventaja, cuando pocos minutos después de que la mesa se quedara con sólo 4 jugadores, el francés y Lavallee se enfrentaron en una mano que pudo acabar siendo crucial. No era ésta la primera vez que ambos jugadores compartían mesa. Dos días atrás, el jugador galo fue testigo de cómo Lavallee hacía una 7bet all in con , algo que a buen seguro le valió para afinar su lectura en esta mano. El canadiense volvía a hacer de las suyas, al empujar sus más de 4 millones de fichas en una 5bet all in con , que Lacay pagaba magníficamente con . Aquí el torneo podría haberse acabado literalmente, pero no fue así. Las comunitarias quisieron darle algo más de morbo a esta recta final del torneo, cuando el aparecía en el flop, y turn y river completaban color de corazones, dando el «double up» a Lavallee, con el consecuente «tilt» para Lacay.

Alguien tenía que pagar el pato tras esta «zalagarda» que las cartas le hicieron al líder del torneo. Éste acabó siendo Angelo Recchia, quien en tres manos, perdió todo su stack de puntos, siempre en favor del jugador francés. En la última mano, apoderado tal vez por la desesperación, acabó metiendo sus 3.5 millones de fichas en el centro con tras la subida de Lavallee, con la «mala pata» de encontrar a Lacay en ciega grande cargado con . El italiano encontraba un en el turn, pero poco más, teniéndose que conformar con la 4.ª posición. 

Tras la eliminación del último jugador local, parecía obvio que el siguiente en caer iba a ser el ruso, claramente peor jugador que sus dos rivales. Efectivamente, así fue. De nuevo fue Lacay el encargado de firmar esta nueva eliminación, cuando el ruso, en un flop se restaba con su súper proyecto de escalera de color con . Al galo le valió con su top pair para pagar con . Dos perejiles en turn y river, mandaron a casa al que comenzara la mesa final como short-stack, eso sí, en 3.ª posición. 

Con una diferencia de 2:1 para Ludovic Lacay, él y su rival en el HU, Jason Lavallee llegaban a un pacto justo antes de comenzar el enfrentamiento, por el cual Lacay se garantizaba 644.910€ mientras a Lavallee le tocaban 538.089€, dejando 100.000€ para el ganador del cara a cara. 

Este no tardó demasiado en llegar a su desenlace final. Apenas 40 minutos después de comenzar las hostilidades, se llegaba a la mano final, en la que el canadiense, ponía todo su resto en juego con en un board . Lacay con para dobles parejas, no lo dudaba ni un momento, pagando el push de su rival. Solo faltaba esperar que la quinta carta no fuera un trébol, para conocer el ganador del torneo, y efectivamente, no lo fue. El ponía punto final al torneo, con la victoria de Ludovic Lacay y la segunda plaza para Jason Lavallee, sin duda los dos jugadores que pusieron más emoción a esta mesa final. 

 

Así quedaron los premios de los finalistas:

Con esta victoria, Ludovic Lacay consigue de una vez por todas ese triunfo que le sitúe en la élite mundial si no lo estaba ya. Lejos queda ya su 16.º puesto en el Main Event de las WSOP® del 2009, su mayor caja hasta el momento (500.557$). Ahora, Lacay ya puede presumir de estar entre «los grandes». 

Ahora el circuito del European Poker Tour hará de nuevo las maletas, y se trasladará a Praga donde tendrá lugar la 3.ª etapa de la temporada, del 5 al 15 de diciembre. 

Hasta entonces…