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Los jugadores se decantan por el póquer y las apuestas deportivas

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Las apuestas deportivas triunfan en Internet. Cubren todos los deportes, desde la Fórmula 1 a los caballos trotones y hasta sus más mí­nimos detalles aunque el rey sea, como en la calle, el fútbol.

De los 8.200 millones de dólares que los consumidores gastaron en juegos de azar por Internet en 2004, el 42% eran apuestas. Le siguen los juegos de casino (26%), loterí­as (16%) y el póquer que, por si sólo generó el 13% y se está convirtiendo en un fenómeno de masas en Estados Unidos, según datos de Christiansen Capital Advisor (CCA), consultora que augura que en 2009 será la principal fuente de ingresos del sector.

El sistema para apostar es sencillo. El jugador, mayor de edad, crea una cuenta en la página que elije, donde ingresa el dinero del que dispone para apostar y en la que también abonarán sus ganancias. El mí­nimo de las apuestas oscilan entre los 0,60 céntimos de la simple a los 0,01 céntimos de las combinadas. Hay muchas más. Las apuestas a largo plazo sirven para apostar ahora por el campeón del Tour de Francia o de la NBA del año que viene.

En las especiales, diferentes según el deporte, se apuesta por situaciones determinadas que sucederán durante el partido, como si habrá gol de cabeza. Y, si la opción elegida no se encuentra entre las disponibles, siempre queda el recurso de proponerla por correo electrónico a los corredores de apuestas, que establecen sus pronósticos con infinitud de variables (lesiones, suspensiones, tarjetas, calendario, árbitro, motivación de los jugadores…).

Del móvil al P2P

Hasta las redes de intercambio de archivo (P2P) sirven para jugarse el dinero, una plataforma donde las apuestas se establecen entre particulares. Además, muchos de estos servicios de juegos en Red están disponibles a través del teléfono móvil, un aparato en el que la industria del sector se está volcando porque son ideales para que los jugadores apuesten, con un simple mensaje corto de texto, mientras se desarrolla la competición. Pero no sólo el deporte entra en juego. Polí­tica, programas televisivos (Gran Hermano, Operación Triunfo…) y eventos culturales como los premios Goya.

Fuente: EL PAíS