El World Poker Tour, que suele saludar el inicio de la temporada grande de póker en Las Vegas con una concentración de mesas finales disputadas ante la audiencia en vivo del HyperX Esports Arena del Casino Luxor, ofrece un reto único en el circuito.
Al programar tres mesas finales en días consecutivos, se presenta una remotísima posibilidad de que un jugador obtenga dos grandes títulos en un plazo de 24 o 48 horas.
Quizá no sea tan remota, a tenor de lo cerca que se ha quedado de conseguirlo Bin Weng, un profesional californiano que se presentó en Las Vegas ostentando el liderato en dos de los torneos: el WPT Seminole Hard Rock Showdown y el WPT Choctaw.
Sería un pecado hablar de decepción, pero seguro que a Weng le dolió no poder completar el doblete después de sobreponerse a una cercana catástrofe en su estreno ante las cámaras del WPT.
Saboreaba el triunfo con la perspectiva de un HU casi sentenciado, con una ventaja de 6:1 sobre Sri Sangannagari. En un vuelco brutal de la situación, Weng se vio contra las cuerdas: «No ligaba manos, mis faroles fracasaban. Mis emociones empezaron a afectarme». Un break en el momento más oportuno y una tripona salvadora le permitieron reintegrarse a la pelea y completar la primera mitad de la increíble oportunidad que se le presentaba.
- Bin Weng 1.128.250$
- Sri Sangannagari 745.000$
- Mitch Garshofsky 550.000$
- David Mzareulov 413.000$
- Jack Thu 312.000$
- Rafael Farah 238.000$
El segundo día la renta era mucho más corta y había un rival muy complicado a la caza, Jared Jaffee, que ya se había impuesto en algunos encontronazos entre ambos en la burbuja jugada en Choctaw.
La caza siguió en Las Vegas, y Jaffee encantado con el papel de villano que impide el doblete histórico de Weng: «Se dio la casualidad de que nos tocó jugar unas cuántas manos entre nosotros, y tuve la suerte de ganar el all-in que lo busteó«.
- Jared Jaffee 400.740 $
- Dojie Ignacio 261.000 $
- Mike Vanier 192.000 $
- Bin Weng 143.000 $
- Rusty Farrin 107.000 $
- Erkut Yilmaz 81.700 $
Mesa final y un cobro más para Weng, que seguro que le daba para comprar un montón de perdices aunque el resultado de este intento de doblete no califique para cuento de hadas.
