Inicio Articulos La historia online del Limit Hold’em en mesa corta (Parte I)

La historia online del Limit Hold’em en mesa corta (Parte I)

159

Hubo un tiempo en el que la disciplina era suficiente para ganar al poker. No es que sea cosa fácil eso de la disciplina, virtud de la que presumimos tanto como de la que carecemos. Existí­an para las partidas con lí­mite, la modalidad dominante en esta Prehistoria, unas tablas que eran la guí­a del éxito. La mitad de los jugadores que la respetaba se imponí­a a la otra mitad, incapaz de tirar cualquier mano formada por dos cartas.

Y parece tan lejano… Era en ese tiempo cuando el jugador imaginativo mandaba logrando cartas gratis con proyectos ante la mansedumbre generalizada. Cuando el cañón se aguantaba hasta el river porque siempre habí­a alguien que iba a intentar el derribo con cualquier cosa, cuando en las mesas cortas de limit los cinco jugadores entraban igualando, donde las subidas no se respetaban. «¿Pero cómo lees al rival en esas mesas?», me decí­an los cientí­ficos de la mesa larga. ¡Acaso hací­a falta leer algo!

Eran mesas de locos y de pasivos. Los buenos ganaban porque seleccionaban mejor las manos y sabí­an tirar proyectos imposibles y jugadas mediocres. Evidentemente, los malos se cansaron de perder y desaparecieron o se reconvirtieron. Así­ empieza la evolución de la mesa corta de limit, que supongo que es paralela a la de otras modalidades. Repasándola, observamos que no hay mucha diferencia entre la competencia en el póquer y en cualquier sector del mercado. Cuando todos hacen lo mismo, no queda más remedio que buscar la ventaja comparativa e innovar. Si la innovación es rentable, tarde o temprano el resto la imitarán, por lo que no quedará más remedio que buscar nuevos caminos.

La crisis: El dí­a que la gente se dio cuenta de que no todas las cartas valí­an para ver el flop.

Aún habí­a mesas cortas de lí­mit donde elegir y tení­a clara la medida. No me sentarí­a nunca en una donde viesen el flop menos del 60% de los jugadores. ¿Qué estás empezando en el póquer y no encuentras esas mesas ni en las de dinero virtual? Pues métete en la máquina del tiempo y retrocede sólo cuatro años atrás. Las habí­a y no precisamente en niveles bajos. Habí­a que aguantar con cierta frecuencia que una pareja de ases muriese ante un cuatro y un seis que formaban escaleras milagrosas, pero era cuestión de paciencia y de tiempo. Habí­a leí­do en lo poco que se habí­a escrito sobre el tema, que en el short limit las parejas pequeñas y suited connectors no serví­an. Nada más lejos de la realidad. Los botes eran inmensos (más incluso que en mesa larga) y su fácil fold en el flop los hací­an sencillos de jugar. Pero llegó el dí­a en el que las mesas de sesenta y tantos desaparecieron… y hubo que admitir las de 55%. Luego las del 50%. Creo que el dí­a que disputé mi primera guerra de ciegas pensé que el Apocalipsis del póquer habí­a llegado, que ya todo el mundo era bueno.

La mayor parte del juego se habí­a convertido en flops de dos o tres jugadores. Los rivales no aguantaban manos basura y no lloraban por tirar la ciega pequeña. La guerra muchas veces era entre el subidor preflop contra la ciega grande, que tení­a la desventaja de la posición. Habí­a llegado el momento de atacar con manos que hasta ese momento sólo habí­an servido para hacer call: las parejas pequeñas, el 7-8 suited, el J-10, cualquier As desde el button. Luego, la apuesta de continuación inspiraba el suficiente temor como para llevarse muchos botes.

La batalla del flop

Empezaba entonces a escribirse bastante de póquer y todos coincidí­an en que era en el flop donde se podí­a encontrar la lectura de la mano del rival y hacer buenos folds que impidiesen perder más dinero. Esto era, tenemos 6-7 en ciega grande y nos defendemos de un subidor preflop. Cae algo así­ como un 10, un 6 y un 3, pasamos él pega, le hacemos check-raise y si nos mete tercera es que estamos claramente por debajo. Desde el otro punto de vista, si somos subidores preflop con A-K y en ese flop nos hacen check-raise, ya podemos rezar por ligar en el turn o tirar la mano. Aún me acuerdo de cómo robaba por sistema botes sin nada en la mano, después de que me hiciesen 3-bet preflop y cayese un As en el flop. Después de un raise en el flop y una continuación en el turn, parejas de damas y reyes acababan foldeando entre sollozos de los rivales. ¡Qué nadie intente esto hoy!

Con ese respeto a las subidas en el flop, la solución pasó por empezar a hacer raise con buenos proyectos para poder derribar al rival sin necesidad de ligar. Por otra parte, las overcards dejaron de temer al check-raise y en muchos casos se optó por meter tercera en el flop con posición en busca de carta gratis, sabedores de que la pareja normalmente garantizaba la victoria.

Artículo anteriorWorld Series of Poker® 2009 Episodio 12 – Main Event día 2A
Artículo siguienteHoy primer torneo de Septiembre de la Liga EscuelaPKPQ