David Cabrera ha vuelto a completar un deep run en vivo en Estados Unidos al alcanzar la mesa final del Wynn Spring Classic, aunque una vez en la fase decisiva del torneo dejaron de salirle las cosas y se vio relegado al séptimo puesto (55.291$). David ya estuvo presente en las dos últimas mesas del WPT Venetian, pero allí no halló un atajo a la final.
El día 3 del torneo debía encontrar un campeón entre 34 candidatos. Teníamos a tres españoles en el seat draw, y pese a las diferentes circunstancias que afectaban a sus posibilidades de triunfo, el día comenzó muy bien y todos alcanzaron el reordenamiento en tres mesas tras 10 eliminaciones.
En cuanto se reanudó el juego, Paul Fontán se llevó la peor parte en una mano inevitable frente a Chris Moorman. Paul abrió en el cutoff, recibió el 3bet del británico desde el botón y reenvidó 42bb. Moorman pagó con .
Fontán tenía 1,5 bb más que «Moorman1», y podría haber eliminado a Chris si hubiera salido algo más alto que un T en la mesa. Paul perdió el resto casi de inmediato (24º, 13.838).
En una mano muy parecida, David Cabrera se dobló ante Scott Stewart. De nuevo mandaron las damas ante AK y en la mesa la carta más alta era un T. Antonio Mallol se aprovechó de ello, porque después de remar toda la tarde con un stack muy corto, las eliminaciones de Scott Stewart y Erik Cajelais le valieron para avanzar un salto de premios antes de perder sus útlimas fichas en el puesto 19º (18.300$).
David se fue a la cena con 20bb, séptimo de 10 jugadores, y obtuvo acceso a la mesa final con paciencia y a costa de pagar ciegas y antes sin recuperar la inverisón. El momento de sacar fichas le llegó recién sentado a la FT, y se dobló ganando un flip contra Matthew Wantman. Su mejor posición en la FT fue un cuarto puesto, solo a 1bb de Mihai Manole y con el chipleader Matthias Auer a tiro de doblada, pero ahí se le acabó el fuelle.
Lo siguiente que sabemos de David es que llegó al siguiente nivel con solo una tercera parte de esas fichas, forzando un robo en guerra de ciegas con y cazado por . Ninguna mano en Hold’em está condenada sin remedio preflop, pero David ya había eliminado a un shortstack con un rey dominado por otros dos monarcas y dos veces en un día eran demasiadas (7º, 55.291$).
Auer dominó el resto de la partida, aunque el trabajo pesado de eliminar al resto de la mesa recayó en buena parte en las espaldas de Sung Hyun. Ambos reconocieron los méritos del otro y se alcanzó un pacto para repartir los dos primeros premios a partes iguales. El título fue para el surcoreano, que ganó dos de los tres flips que acordaron para determinar el dueño del trofeo. Y un dólar extra.