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Fallece Darvin Moon, el recreacional más querido en el circuito americano

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¿Habrá alguna vez un nuevo Chris Moneymaker? Esa pregunta lleva sobrevolando el circuito desde 2003, año en el que un desconocido contable se apuntó a un satélite de 82$ en Pokerstars y acabó ganando el mayor torneo de todos, el Main Event de las WSOP, en representación de todos los aficionados que sin banca y con conocimientos autoadquiridos sueñas con vivir un momento similar de gloria y riquezas.

Si alguien visita portales de noticias estadounidenses o sigue cuentas de redes sociales de profesionales de aquel paí­s, hoy se hará encontrado varias referencias al fallecimiento de un jugador llamado Darvin Moon.

El impacto de la noticia ha sido muy grande en el circuito americano dedibo a su calidad humana, según referencias de mucha gente que le trató en persona, pero se magnifica y se hace universal por el extraordinario paralelismo que Moon llegó a compartir con la figura más idealizada de Moneymaker.

Este autónomo, dedicado a la explotación maderera, también se apuntó a un satélite de 130$ para jugar el Main Event de las WSOP. Fue en 2009. Como Moneymaker, alcanzó la final y derribó del pedestal a varios pros por el camino, como Phil Ivey o Jeff Shulman, que junto a él formaron parte del primer contingente de los November Nine.

Moon representaba fielmente la figura del jugador recreacional, sin presencia mediática previa ni un historial de premios que excavar en la Red. Aprendió a jugar viendo el poker en la televisión, y antes de plantarse en el heads-up del Main Event ante Joe Cada, ya tení­a a la gente ganada por detalles tan significativos como la renuncia a cobrar por llevar un parche en la mesa final.

Es importante señalar que la primera vez que se decretó el hiato de cuaro meses entre el dí­a 7 y la mesa final del Main Event, los November Nine fueron sometidos a un bombardeo de ofertas publicitarias en medio de una feroz pelea por tener al mayor número de jugadore esponsorizados delante de la televisión.

Moon renunció a representar a nadie que no fuera a él mismo y robó el corazón de muchos aficionados por su promesa de que, pasara lo que pasara en el torneo, volverí­a a su oficina y a su rancho familiar a seguir su vida como de costumbre. Hasta su nombre evocaba el inicio del boom del poker. «Moneymaker» logró fabricar dinero, y «Moon» evocaba el sueño de alcanzar la Luna.

Cada era todo lo contrario, un «Internet Kid» ansioso por cimentar una incipiente carrera profesional en el poker. La historia la escriben los ganadores, y no hubo un nuevo Moneymaker. El flip, con el 75% de las fichas en juego, cayó del lado de Cada.

Con los cinco millones largos que ganó en el torneo, Moon compró el rancho que tení­a alquilado, le regaló una flota nueva de pick-ups a sus familiares e hizo algunas inversiones inmobiliarias. Como prometió, volvió a su oficina, y nada cambió en su vida. «Mi mujer y yo nos hemos pasado 26 años viviendo con 25.000$ al año,. Ahora puedo vivir el resto de mi vida mucho más confortablemente, pero seguiré trabajando, porque así­ es cómo nos han educado a toda la familia«.

Moon se alejó de la industria del poker, pero no del juego. No pagó para ponerse bajo los focos de los High Rollers, sino que siguió jugando los torneos de su casino favorito y aceptó vestir los colores de eventos locales como el Heartland Poker Tour. El creador de este circuito llegó a trabar una amistad con la familia y fue el que dio la noticia del fallecimiento. Hace una semana, Moon tuvo que pasar por el quirófano. El postoperatorio parecí­a ir bien, pero cuando estaba a punto de recibir el alta, sufrió complicaciones, probablemente por culpa de un trombo sanguí­neo, que precipitaron un empeoramiento súbito y la posterior muerte del jugador.

Nunca viviremos la distopí­a de un mundo en el que Moon acabara convertido en campeón del mundo y figura visible de la comunidad internacional, pero la sola posibilidad ya merece que se le dediquen unas lí­neas.Si ese river hubiera sido una Q, tal vez…