A veces no salimos de nuestro asombro al escuchar ciertas batallitas y aventuras relacionadas con una mesa de poker. íste es, sin duda, un claro ejemplo de ello.
Según hemos podido saber a través de Jackpot.co.uk, un jugador ruso, Andrei Karpov, se quedó sin blanca en una partida privada en Moscú. Lejos de retirarse con el rabo entre las piernas, decidió hacer una última apuesta que sus rivales no dudaron en aceptar. No fueron las llaves del coche, el reloj de oro y brillantes ni su colección de Vodka selecto, nada de eso. Karpov, ni corto ni perezoso, se jugó ¡a su mujer!
Sergey Brodov, su rival en aquel momento, aceptó la apuesta. Cuál fue su sorpresa, cuando Karpov, en vez de darle la vuelta a la tortilla, continuó con su mismo estado de gracia, y al final, acabó perdiendo lo apostado. Sí amigos, se jugó a su mujer, y la perdió. (lol).
Acto seguido, Brodov se personó en casa de de Karpov a reclamar su ganancia. Tatiana, hasta el momento esposa de Karpov, para más INRI, aceptó su nuevo destino en contra de lo que muchos pensaban:
«Sé que puede parecer humillante, pero desde el momento en que mi ex-marido hizo eso, me di cuenta que tenía que dejarle«, declaró la propia Tatiana.
«Sergey es un hombre muy agradable, y la verdad es que estoy muy feliz a su lado, pese a haberme ‘ganado’ en una partida de poker«.
La verdad es que nos encontramos ojipláticos con esta noticia. ¿Qué será lo siguiente?
