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El efecto ‘Isildur1’

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El pasado diciembre se produjo un hecho histórico en el mundo del poker: «Isildur» fichaba por PokerStars.

Largo fue el tiempo en el que los aficionados al poker tratamos de poner rostro al afamado jugador online. Sin embargo, era su nombre de guerra lo único que conocí­amos.

Cumplidos tres meses desde que el sueco pasase a engrosar las filas del equipo de la pica roja, es momento de arrojar algo de luz –o por lo menos intentarlo– sobre el por qué de tan exuberante incorporación.

Y digo exuberante porque Viktor Blom dista mucho del tipo de jugador carismático y cercano al populi que acostumbramos a ver portando la insignia de PokerStars.

No en vano, Blom ha conseguido –en buena medida– el objetivo para el que fue contratado: que las apuestas altas no solo fueran cosa de Full Tilt Poker.

A pesar de que estos últimos hayan monopolizado este tipo de apuestas en los últimos años, ahora incluso han ido un paso más allá y han creado un circuito de torneos high roller (la Onyx Cup), hay que reconocer que «Isildur1» ha logrado su objetivo, por lo menos de momento.

Haciendo un ejercicio de reflexión, me resulta difí­cil recordar un momento tan álgido en las mesas altas de PokerStars desde hace muchos meses –incluso me atreverí­a a decir años–. Full Tilt Poker, por su parte, vive cierto «declive» tras perder a su particular «gallina de los huevos de oro».

ALTERNATIVAS

Es cierto que, por múltiples motivos como el nivel ciegas o las reglas (opción de ver dos cartas en el turn y en el river), no se pueden comparar las sesiones de una y otra sala. Pero sí­ es cierto que lacompetitividad existente en PokerStars es mayor a la que hay en Full Tilt. Y eso es gracias a la aparición de «Isildur1».

Son esas alternativas –-motivadas por la competición– las que han convertido en atractivo para los jugadores sentarse en PokerStars. Algunos han realizado el cambio de forma progresiva como Scott Palmer o Daniel Cates, quienes parecen más cómodos en este nuevo escenario.

Otros, como Daniel Negreanu, han comenzado a practicar su cash game online a raí­z de la contratación del sueco, con el que no ha dudado en medirse en duelo a ida y vuelta.

Vayamos a un ejemplo gráfico que creo que puede servir par explicarlo.

Hace unos años, la compañí­a de neumáticos Pirelli anunciaba su nueva gama de ruedas con el mejor jugador de fútbol del momento –y uno de los mejores de la historia– Luis Ronaldo Nazario de Lima. El mensaje publicitario rezaba: «La potencia sin control, no sirve de nada».

Esto es lo que sucede con «Isildur1». El escandinavo es un monstruo de jugador, pero sus ganancias vienen y van como la marea. En Full Tilt hay mucho de eso. Virtuosos del naipe que no tienen miedo a pelearse con la flor y nata del poker. Por el contrario, en PokerStars, lo que se vende –y se ve–- es la regularidad, algo fundamental para mantenerse a flote.

Es el equilibrio lo que convierte a un jugador en un gran profesional. Y la excepción que confirma la regla es Phil Ivey.

El de Nevada es el tercer jugador con más ganancias de la historia. Su mirada «magnum» es suficiente para hacer temblar al mismí­simo Doyle Brunson, pero por encima de todo eso, y lo que más destacan quienes lo conocen, es el temple que tiene cuando juega.

Ese es el punto de excelencia que buscan los jugadores de high stakes de PokerStars, por el contrario, en su sala Némesis, lo que abunda es el gambler, mientras que falta gente con más sentidiño..

SUPERSTAR SHOWDOWN

Otro de los puntos fuertes del fichaje de «Isildur1» es el SuperStar Showdown, con el que el sueco vino debajo del brazo en clara contraprogramación al «Durrrr Challenge».

Apenas 90 dí­as lleva el escandinavo en su nueva casa y ya se ha medido con algunos de los grandes actores del panorama de las high stakes: Isaac Haxton, Eugene Katchalov, Daniel Cates, «W00ki3z», y en menor medida Negreanu y Tony G,

No cabe duda de que el programa de batallas personales que ha sacado adelante la empresa sita en Isla de Man ha tenido una calurosa acogida entre los aficionados, quienes ya han disfrutado de varios envites –y los que quedan por venir–.

Para alegrí­a de los jugadores ocasionales, ellos también pueden convertirse en protagonistas y enfrentarse a su í­dolo. ¿Cuántos amantes de cualquier otro deporte/juego/práctica son capaces de decir eso?

Está claro que, como dirí­a don Juan Maceiras Barros, «vietcong01», «en el poker se libran diferentes batallas y uno puede elegir el escenario». PokerStars ha sabido jugar su mano y se ha merendado a Full Tilt Poker.

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