Planteemos un problema a nuestros queridos alumnos de Matemáticas. Si un jugador de Winamax empieza a jugar Expressos, ¿Cuántas partidas tendrá que jugar antes de que la ruleta de premios se detenga en el 1.000.000€ y aparezca un tapete dorado en su pantalla?
No hay que ser demasiado ducho en probabilidad para entender que, sea cual sea el acercamiento al enunciado, ya sea intentar calcular cuántos jugadores tendrán esa suerte entre todos los jugadores del lobby, dependiente también del volumen de juego, o quizá buscar establecer una relación entre Expressos completados en el lobby y Expressos millonarios que han saltado por el camino, la respuesta rebosará muy rápidamente el volumen habitual de cualquier grinder de la sala.
En cambio, si eres un jugador de póker y tu entendimiento de la estadística es el adecuado, sabrás que ningún tipo de cálculo sobre medios y medianas afecta al siguiente suceso individual de la serie, y que si el tapete dorado elige aparecerse en una mesa, da igual las partidas que lleven jugadas los presentes.
Pues ni siquiera así será sencillo para nadie poder llegar a asimilar la historia de Ara digne40, ganador de un Expresso millonario en una cuenta que tenía ¡dos horas de vida! Así lo cuenta en el blog oficial de la sala.
«Fui a casa de un amigo que se ofreció a cortarme el pelo. Estaba jugando un Expresso en Winamax. Le miré jugar y le dije que, si perdía la partida, le devolvía el dinero. Una simple apuesta entre amigos. Como no podía devolvérselo enseguida, me fui a mi casa y decidí crear una cuenta. Hice un depósito de 50 €, jugué unos cuantos Expressos de 5 y 10 €. Subí un poco y luego volví a bajar, antes de decirme a mí mismo: «Venga, voy a jugar uno más de 25 € (un torneo Nitro) y ya paro». Pues bien, después pasó lo que pasó«.
Lo que pasó fue que apareció el jackpot en su mesa. Nueve manos después, este tatuador de 27 años de Nîmes había ganado un premio de 800.000 €.
«Cuando vi aparecer el bote de un millón de euros, lo primero que pensé fue: «Esto una broma». Para ser sincero, tardé unos cinco minutos en darme cuenta de que lo que estaba ocurriendo no era solo un sueño. Para asegurarme, primero comprobé que estaba jugando con dinero real. Probablemente pensarás que estoy loco, pero entonces hice unas cincuenta capturas de pantalla para demostrar que era real y no Play Money«.
La partida en sí contuvo una mano muy comentada. Uno de sus rivales, Piltix, jugó unas JJ al limp-call, una vez Ara digne40 intentó aislarse con KT. Luego aguantó una apuesta en un flop Q66, pero foldeó al all-in de un turn 8.
«Soy un jugador instintivo. El tipo de jugador que hace lo que le apetece en cada momento. No tuve tiempo de pensar en ninguna estrategia, sobre todo porque no había planeado jugar. Y aunque no jugué necesariamente una partida digna de un top reg de Winamax, que no lo soy, fui capaz de hacer todo lo posible y dominar a mis oponentes, que sin duda estaban afectados por lo que estaba en juego.
En este punto, mi estrategia era bastante clara: iba a seguir adelante con esta mano, aunque no ligara nada. Y eso es exactamente lo que ocurrió. En el turn, aunque me asusté un poco cuando metí mis tres últimas ciegas al centro de la mesa, me sentí rápidamente aliviado cuando mi rival pulsó el botón de fold. Después de revisar la mano, todavía me cuesta entender cómo mi rival pudo retirarse. Pero no soy quién para juzgar la forma de jugar de mis oponentes, así que quizá fue lo correcto, no lo sé. El hecho es que gané esa mano y me dio el liderato de la partida
Cuando vi que mis rivales no eran de los que necesariamente apuestan como locos, empecé a jugar de forma más agresiva, como es natural. A veces incluso demasiado. Hay una mano en la que no entiendo qué está haciendo mi rival después del flop. Estoy convencido de que no tiene nada. Decido pagar con mi diez alto y mis backdoors. Sospecho que nunca debería pagar, pero no lo sé, simplemente tuve un presentimiento en ese momento. Una vez que gané esa mano, seguí presionando al último jugador que quedaba y acabé ganando como si nada«.
Un premio que puede cambiar tu vida. Pero, quieras que no, que todo suceda en una cuenta que acaba de aterrizar en la sala cambia mucho el alcance del suceso, en muchos aspectos. El primero, el sentimental. Pero también en el legal.
«Estaba en un estado indescriptible, quería llorar, se me pasaron tantas cosas por la cabeza…
Una vez calmado, decidí llamar a mi mejor amigo y pedirle que viniera a a darme un cigarrillo, que a mí no me quedaban. Sin hacer preguntas, se reunió conmigo en mi casa móvil. Le enseñé la captura de pantalla y puedo decir que él tampoco daba crédito a lo que veía. Pero lo curioso es que, como aún no había validado mi cuenta, no podía creer que el dinero fuera a acabar realmente en mi cuenta bancaria.
No fue hasta el día siguiente, cuando vi que Winamax había validado mi cuenta y estaba procesando mi solicitud de retirada, que empecé a darme cuenta de lo que había pasado. Dos días después, vi en mi cuenta que el dinero había sido transferido, y puedo asegurarte que sentí algo que nunca antes había sentido. Solo de comentarlo se me saltan las lágrimas».
Y luego a la hora de analizar el alcance del premio para una carrera. Cuando no existe tal carrera, claro.
«No tengo ningún objetivo concreto en ese sentido. Siempre me ha gustado el juego, pero de momento soy consciente de que no estoy al nivel adecuado para jugar en los torneos más caros de la sala. Sobre todo porque acabo de empezar a jugar de nuevo. Como tengo bastante paciencia, y gracias al trabajo que estoy haciendo, pienso volver a los torneos poco a poco. En cuanto a los Expressos, obviamente tengo la intención de seguir jugándolos. Con lo que viví hace unas semanas y toda la adrenalina que da este formato, ¡no voy a parar ahí!«.