La antepenúltima parada de la fase de freerolls del Winamax Poker Tour se disputó este fin de semana en Benidorm, etapa en la que el circuito volvió a su formato de un día con 112 asistentes, cifra que sigue en la buena línea que lleva el WiPT este año.

El mínimo de clasificados que aporta cada uno de los ocho freerolls de esta primera fase del circuito es de dos, y ese ha sido precisamente el resultado tras la mesa final más rápida de esta edición y, si la memoria no falla, de cualquiera de las anteriores.

Un gran testimonio de los muy diferentes perfiles a los que el WiPT les abre la puerta de los grandes torneos es el trío que se jugo el pase a la final este domingo en Benidorm.

El último eliminado sin ticket fue un jugador proveniente de Tarragona que jugaba su primer torneo en vivo. Su verdugo fue un jugador local de 52 años, Antonio, que trabaja en el sector de la construcción. Tiene algo más de experiencia que su último rival, pues juega de vez en cuando en los torneos regulares del casino de Benidorm, pero nunca había pagado 500 € de buy-in.

«Viajaré a Madrid con mi mujer y mi hija para, sobre todo, vivir una experiencia y aprender. Habrá gente de mucho más nivel, así que prefiero centrarme en disfrutar.»

Francisco, alicantino de 46 años, es todo un experto en el WiPT. Se clasificó el año pasado en al parad de Murcia, jugó en Aranjuez y entró en premios. Por eso, la idea este año es mirar hacia arriba.

«Espero ganar, eso sí, si hay milagro. El año pasado lo disfruté mucho, y seguro que este año lo disfrutaré tanto o más. La experiencia, por lo menos, me la pienso llevar. Hoy lo he pasado muy bien, un gran ambiente y muy buena gente. Todo genial«.

El WiPT deja temporalmente el Levante español para volver al norte, siendo su próximo destino, Bilbao, para otra etapa de un día. Será el último torneo de 2023, antes del cierre de la fase gratuita en Castellón a mediados de enero y la Gran Final a disputar en Torrelodones en el primer tercio del mes de febrero.