Barry Greenstein es una de las voces más respetadas dentro del mundo del poker. Es miembro del ‘Poker Hall of Fame’ y posee tres brazaletes de las WSOP® y dos títulos del WPT, algo que lo convierte en un jugador más que cualificado para opinar sobre los torneos de poker en vivo.
Pues bien, eso es precisamente lo que ha hecho en una reciente entrada en su blog personal de PokerStars, sala de la que es Team Pro desde hace varios años. En dicho discurso, el ‘Robin Hood’ del poker nos comenta que este año solo ha participado en los siguientes torneos:
- Evento Principal de la PCA.
- Evento Principal del Aussie Millions.
- Evento Principal del WPT Commerce Casino.
- Evento Principal del WPT Bay 101.
- Evento Principal del EPT Grand Final Montecarlo.
Desgraciadamente en ninguno de esos torneos el jugador estadounidense logró pasar por caja. Podría parecer que esta ‘mala racha’ es el motivo principal por el que no ha disputado otros torneos importantes que se han celebrado tanto en Europa como en EE.UU., sin embargo no es así. Según podemos leer, la razón primordial por la que Barry ha preferido quedarse en su hogar y dedicarse a jugar cash es simplemente que no le gustan los torneos con reentradas. Esta no es una opinión aislada, ya que hace unas semanas podíamos leer como Bertarand ‘ElkY’ Grospellier también se mostraba crítico con este tipo de torneos.
Greenstein no dice que estos torneos sean negativos para el poker, ya que en cierto modo permiten a los jugadores disfrutar de los torneos a distintos precios. No obstante, sí considera que las reentradas desvirtuan el punto de vista competitivo del juego. El jugador norteamericano siempre ha pensado en los torneos como en una competición en las que las fuerzas iniciales están igualadas y solo la habilidad del jugador (y a veces la suerte) pueden decantar el resultado hacia un lado u otro. Ahora, con la posibilidad de realizar reentradas estas ‘fuerzas iniciales’ se convierten en una desigualdad plausible debido a que alguien con un bankroll mayor podrá disparar tantas balas como le sean permitidas en un determinado torneo, mientras que la mayoría de los jugadores registrados solo tendrán la posibilidad de un stack inicial. También le quita valor a los satélites en el sentido en que antes un jugador podía conseguir su entrada para un gran evento a través de satélites más económicos, teniendo así la opción de competir con jugadores de mayor nivel adquisitivo en igualdad de condiciones. Eso hoy en día es imposible en los torneos con reentrada, ya que los bolsillos más pudientes seguirán teniendo ventaja sobre el resto de los mortales.
Más allá de los aspectos puramente económicos que hemos mencionado anteriormente, Barry Greenstein hace una reflexión sobre como este tipo de torneos influye directamente en el estilo de juego. Para ello utiliza un ejemplo bastante sencillo: si a un jugador, él mismo por ejemplo, no le hiciese daño el dinero, jugaría de una forma poco correcta, muy loose y agresivo, aún arriesgándose a reentrar 10 veces. Su finalidad sería acabar el día entre los primeros clasificados sea como fuere y al coste que fuese necesario. El hecho de que este jugador estuviese teniendo esta actitud repercutiría directamente en el juego que los demás integrantes de la mesa deberían desarrollar.
Más allá del tema de las reentradas, Barry nos deja otra pincelada acerca de sus pensamientos sobre los torneos de hoy en día. En esta ocasión se refiere al número de participantes, indicando que para él todos los torneos de menos de 100 jugadores no deberían ser considerados torneos en sí, o al menos no deberían contabilizar para las clasificaciones internacionales. Esto lo dice, aun sabiendo que su ránking mundial descendería si esto sucediese ya que el propio Greenstein ha ganado torneos de menos de 100 personas no hace mucho. Para colmo, el hecho de que la participación sea tan escasa provoca que una de la principales premisas que definen a los torneos no se cumpla. Y es que todo el mundo tiene el concepto de que en un torneo de poker se puede convertir una pequeña inversión en una gran suma de dinero, multiplicando por 50 o incluso por 100 el buy in inicial. Esto no es viable en un torneo de 100 personas.
Estas son las opiniones de un jugador que sabe de lo que habla. Veremos que tal le va a Barry Greenstein en los torneos de más de 100 personas de las WSOP®, a donde tiene pensado desplazarse en apenas una semana para disputar alrededor de 20-25 torneos.