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¿Cómo se concibe un Hall of Fame del póker español sin Mortensen?

Todo el mundo tiene sus favoritos para el Hall of Fame español, y las votaciones así lo han demostrado. La ausencia de Carlos Mortensen es un síntoma de algo más profundo.

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Este fin de semana, durante el torneo Marca Poker Live que se está jugando en el Casino Gran Vía, se dará lectura al plantel que va a formar la clase inaugural del Hall of Fame del póker español.

Sus retratos van a colgar del mural preparado a tal efecto en el casino madrileño, como reconocimiento a sus logros y a todo lo que han aportado al desarrollo y a la difusión del póker en nuestro país.

La promoción 2021 del Poker Hall of Fame España (PHOFE) la van a conformar un miembro destacado de la industria, las incorporaciones póstumas de Don Cayetano García y Don José Roldán, y cuatro jugadores elegidos por el jurado entre diez candidatos salidos de una votación popular.

Habrá tiempo de sobra para poner sobre la mesa los merecimientos de los elegidos, cuando estos se hagan públicos. Toda disensión será bienvenida si eso ayuda a dinamizar e interesar a la comunidad. La iniciativa habrá cumplido su función.

Pero a mí no me hace falta ninguna esperar a la proclamación oficial para romperme la camisa, alzar los brazos al cielo y clamar ante las alturas:

¿Cómo demonios se concibe un Hall of Fame del póker español sin Carlos Mortensen?

Y puedo mostrar mi perplejidad con antelación porque «El Matador» no figura siquiera en la lista de 10 candidatos entre la que deberá elegir el jurado.

Somos tan quijotes que nos vamos a dar el lujo de inaugurar una galería de ilustres del póker hispano sin el único jugador español que pertenece, con todo derecho y merecimiento, al genuino Poker Hall of Fame.

Nuestro único ganador del Main Event de las WSOP, nuestro único ganador del WPT World Championship, poseedor de dos brazaletes y tres placas en la base de la Champions Cup del WPT, y tercero en la lista de premios en vivo del póker patrio con más de 12 millones de dólares obtenidos en casinos repartidos por 11 países diferentes.

Sin embargo, no observo ningún tipo de mala fe en este trágico olvido. No creo que esta grosera omisión se deba nada más que a la insultante juventud de nuestra comunidad.

La expansión internacional del póker se puede datar con una antigüedad de menos de dos décadas, y en España hemos sufrido un proceso de transición legal que todavía enternece más las raíces de nuestra comunidad.

En el reino de la viralidad y las redes sociales, la industria vende con mucha mayor efectividad que antaño la imagen de los profesionales, y asume un ciclo natural muy limitado en el tiempo en el que quien no es capaz de renovar sus resultados está condenado al ostracismo.

Mortensen ganó el Main Event de las WSOP en el Binion Horseshoe, una era antediluviana de las Series. Conquistó su último WPT en 2010 y, para infinita desgracia de nuestro póker, no inscribe su nombre en un ITM de un circuito internacional desde 2017.

El PHOFE ha impartido pues su primera lección, una que me aplico desde este mismo momento. Debemos ser conscientes de la necesidad de reforzar nuestra cultura pokerística, y voy a aportar mi primer granito de arena, ahora que estamos a las puertas de un nuevo Main Event.

Hubo un tiempo lejano en el que existían ciertos reparos a asignarle la nacionalidad española a Carlos Mortensen. Su desfasada página de la Wikipedia inglesa le proclama como el primer jugador sudamericano en ganar el Main Event de las WSOP.

Lo cierto es que Juan Carlos, que es su nombre completo, nació en la ciudad de Ambato, en Ecuador, de padre danés y madre española.

La familia se trasladó a España, y Mortensen se aferró a sus orígenes, a la nacionalidad heredada por vía materna y se convirtió en el hombre que es hoy en día en nuestro país. Aquí estudió Física y Matemáticas y formó una familia con su primera mujer, Cecilia Reyes, que también fue una pionera de nuestro póker cuando ya había adoptado el apellido de su marido a la manera anglosajona.

El propio Carlos cuenta que descubrió el póker en España. Empezó por el Draw, lo habitual en aquellos tiempos en nuestro país. Estaba esperando un día por Cecilia cuando se abrió una partida de No Limit Hold’em, lo probó, y se enamoró del formato de inmediato.

Decididos a vivir del póker, la familia Mortensen Reyes se trasladó a Estados Unidos. Sí, también entonces nuestros profesionales debían afrontar la emigración como futuro laboral.

El resto, como se dice, es historia. Los americanos, listos como ajos, gustan de hacer pasar a Mortensen como estadounidense cuando hablan de sus logros. Allí le inventaban una nacionalidad, y aquí algunos desconfiaban de la que el siempre sintió como la única verdadera, la que le legó su madre.

La adopción sin reservas de juan Carlos por parte de la comunidad se produjo a raíz del Main Event de 2013. Ya por aquel entonces se le consideraba alejado de la actualidad del circuito, pero «El Matador» se empeñó en recordarnos a todos quien era.

Tuvo 10 días para enganchar a todo el raíl hispano y construir sus originales torres de fichas camino de la mesa final. Recuerdo, y casi me duele todavía, sentir casi como propia la decepción de verle caer en la burbuja de los November Nine.

Aquella noche, toda la comunidad, al unísono, lloró un river, y ya nadie le volvió a pedir el DNI a Mortensen en este país.

Otro día, si se da la casualidad y lo ves oportuno, y no porque lo diga yo, ¿eh?… si tal, le votas.

Si te parece bien.