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Cómo sacar provecho de los errores

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Cuando se comete un error jugando al poker es muy fácil tildarse y tomar malas decisiones de ahí­ en adelante. Independientemente de eso, que es algo que todos sabemos que hay que evitar, hay que intentar buscar el lado positivo de los errores y buscar situaciones ventajosas en función de la información errónea que le hemos dado a nuestros rivales.

Andrew Brokos es un jugador profesional, escritor y entrenador de poker que suma 5 cajas casi consecutivas en el Main Event de las WSOP® y tiene un claro ejemplo que demuestra cómo puede uno sacarle partido a los errores cometidos.

El Error.

«Ya estábamos en premios en el 215$ World Championship of Online Poker. Las ciegas eran 1.500/3.000 y la acción llegó al botón, que abrió a 6.000 puntos. Yo estaba seguro de que su rango para hacer eso era muy amplio y le quedaban 82.000 por detrás, así­ que podí­a meter un poco de presión haciendo una pequeña resubida.

Sin darle importancia a mi pésima mano, T2 off, subí­ a 15.000 puntos. La ciega grande foldeó, pero el botón pagó rápidamente. Obviamente, eso no era lo que yo querí­a, pero todaví­a habí­a esperanzas. Al menos no se habí­a movido all in y su call tan rápido me hací­a pensar que ni siquiera lo habí­a considerado, por lo que no le puse en una mano particularmente fuerte.

El flop fue sk s7 c2. Otro rayo de esperanza. Apuesto 16.000 puntos en un bote de 36.475. Para ser honestos, yo no tení­a ni idea de qué hacer a continuación. Simplemente pensé que apostar era mejor que checkear.

Mi oponente subió a 36.000 puntos, una cantidad pequeña en relación al bote, a pesar de que era la mitad de su stack. Estábamos jugando al perro y al gato. Yo sabí­a que él no tení­a una gran mano y él sabí­a lo mismo de mí­. Además, si él tení­a un Rey no querrí­a hacer simplemente hacer call si pensaba que yo iba de farol.

Me moví­ all in e hizo insta-call con K5 off. Me quedé con 54.000 puntos y con la sensación de que mi oponente iba un paso por delante de mí­ todo el tiempo. Yo estaba en lo cierto sobre que su mano era débil, pero estaba equivocado al pensar que mi resubida le harí­a foldear. Me indujo a farolear all in jugando el Rey de un modo que no me esperaba».

La sexta calle.

«El objetivo en una mesa de poker debe ser siempre tomar la decisión más rentable en cualquier circunstancia y esto va más allá de las decisiones acerca de cómo jugar las cartas. Se aplica también a lo que sucede dentro de tu cabeza y lo que sale de tu boca. Lo que ocurre después de la mano es lo que Tommy Angelo llama «la sexta calle».

Muchas veces, en los juegos en vivo, he visto a jugadores ponerse colorados y empezar a ofrecer excusas y explicaciones después de jugar mal una mano. Hay tres variaciones de este tipo de comportamientos y todas ellas son contraproducentes.

La primera es la autoflagelación. Es bastante malo que te castigues mentalmente por un error. Tu mente debe fijarse en cómo va a jugar la mano siguiente, no en cómo le habrí­a gustado jugar la mano anterior o la de hace un rato.

Hay un caso peor y es cuando los jugadores montan un espectáculo en voz alta como diciéndole a sus adversarios: ‘Sé que he cometido un error. Yo no suelo jugar así­. Realmente soy un buen jugador. No me juzgues por esta mano’.

A veces esto se manifiesta echándole la bronca a tu oponente. El jugador que acaba de cometer el error intentar explicar que en realidad se trataba de una jugada magistral frustrada por la estupidez de su oponente. Lo que intenta comunicar al resto de la mesa es: ‘No pienses mal de mi juego’. No quiere que lo hagas y por eso dará una explicación detallada de la lógica brillante que habí­a detrás del farol».

Adaptarse y prosperar.

«El problema básico con todos estos comportamientos es que no debes preocuparte por lo que piensen tus oponentes sobre tu juego. De hecho, debes desear que piensen que eres un mal jugador.

Cuando juegas una mano inusualmente mal, le estás dando a tus oponentes información engañosa hacer de lo que pueden esperar de ti en un futuro. Probablemente has pagado un precio demasiado alto en relación con el valor de haberles engañado, pero ese precio ya ha sido pagado, por lo que ahora hay que centrarse en sacar el mayor rendimiento.

En lugar de arruinarlo todo tratando de corregir errores y dándole al oponente imformación más precisa acerca de tu juego, dedica tu energí­a en pensar cómo afectará lo que acaba de ocurrir a tu imagen en la mesa en un futuro.

Hay una corriente de pensamiento que dice que un jugador pillado en un mal farol es menos probable que vuelva a farolear y lo mismo ocurre con una mala decisión. En realidad, es un poco un juego de adivinanzas tratar de predecir cómo alguien va a cambiar su estilo de juego, pero suele ayudar cuando tu oponente intenta justificarse y te cuenta su proceso de pensamiento.

Hay algunos casos que van más allá de lo obvio. Por ejemplo, si acabas de hacer un mal call, no esperes que tus oponentes te faroleen en un futuro cercano. Podrás hacer call con mayor frecuencia y llegar al showdown si sale barato o foldear confiado si sigue apostando sin miedo a que tu oponente te haya colado un farol.

Si te acaban de pillar un farol, aparte de no marcarte otro muy grande durante un tiempo, deberí­as hacer apuestas de valor con más frecuencia simulando el farol que acabas de enseñar«.

Epí­logo.

«Estamos en ciegas 2.000/4.000 y el mismo jugador de antes abre a 8.000 puntos en UTG. Yo me muevo all in por 50.000 puntos con JJ. í‰l paga con A6 suited y me doblo.

Después, en 2.500/5.000, abre a 10.000 desde la ciega pequeña. Yo estoy en la ciega grande y me muevo all in por 80.000 puntos con 66. í‰l vuelve a hacer call con A3 off y de nuevo me doblo.

Estos dos calls compensan de sobra las pérdidas del farol perdido al principio. Por supuesto, tuve la suerte de tener la oportunidad de cosechar esos calls. Tampoco digo que el farol haya sido una buena inversión para crearme una imagen falsa en la mesa. Sin embargo, me alegro de no haber expresado públicamente mi pesar por haber arriesgado tantos puntos con una mano tan mala porque es evidente que eso llevó a mi oponente a malinterpretar cómo me iba a desempeñar en un futuro».

Por tanto, también a los errores se les puede sacar beneficio si los explotamos como una imagen engañosa de nuestro juego, siempre y cuando no nos esforcemos en tratar de corregirlos públicamente. Como siempre, la vanidad es mala en el poker. Que piensan que somos malos jugadores, pues mejor que mejor. Paciencia, que todo se pone en su sitio con el tiempo.

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