Los jugadores, las cartas, las fichas, etc, etc….son numerosas las cosas a las que hay que atender cuando se juega o cuando se ve desde fuera. Sin embargo, a menudo nadie le presta atención a los crupiers, parte indespensable para el correcto desarrollo de una partida de poker.
De hecho, en eventos como la PCA, que acaba de disputarse en las Bahamas, hay un montón de desafíos logísticos que solucionar para que la disputa del gran número de eventos que se jugaron durante esos 10 días de poker fuesen un éxito. Uno de ellos es la disponibilidad de un número suficientes de crupiers. Para ello existen en el circuito los ‘crupiers profesionales’, personas que se dedican a viajar todo el año asistiendo a los mejores circuitos del planeta para trabajar. Andy Tillman es uno de ellos y su vida es así:
Andy es una de esas personas que siempre tiene una sonrisa para todo el mundo. Quizás esa actitud y su capacidad de trabajo sea lo que le han permitido formar parte de los más grandes eventos del mundo, como por ejemplo la mesa final del Evento Principal de las WSOP® de 2013. Sin embargo, sus comienzos no fueron ni mucho menos tan glamurosos.
El crupier empezó su andadura profesional en Deadwood, Dakota del Sur, en un salón de poker con tres mesas. Un día cualquiera conoció a alguien que solía trabajar como floor en las WSOP® y esta persona lo invitó a ir a trabajar a Las Vegas. Corría el año 2007. Durante esa experiencia conoció a más gente y fue invitado a trabajar en más circuitos. Hoy en día va de un lado a otro seguiendo a la caravana pokerística.
Tillman calcula que pasa fuera de casa alrededor de 42 semanas al año, por lo que no es de extrañar que considere que las personas con las que trabaja habitualmente se hayan convertido prácticamente en su familia.
La familia real de Andy no está muy feliz con la situación del crupier, ya que aunque están contentos de que pueda viajar y conocer lugares espectaculares no llevan muy bien que esté tanto tiempo fuera de casa. íl mismo reconoce que proviene de una familia humilde, su padre es granjero y su madre profesora, y que nunca ha podido viajar muy lejos, por lo que en ese sentido sí se sienten relativamente felices al ver que su puede ver el mundo que ellos no han podido.
En cuanto al trabajo en sí, Andy es claro a la hora de decir que la mayoría de la gente está equivocada al pensar que los crupiers van a repartir cartas con todos los gastos pagados. íl se hace cargo prácticamente de todos sus gastos, por lo que cada día es más difícil que el trabajo sea rentable. Aún así, siempre es mejor no ganar mucho que ganar nada. En ese aspecto Tillman no tiene problema, ya que lleva tantos años en el mundillo que tiene la suerte de poder elegir a dónde va y a dónde no. De hecho, generalmente tiene el año planeado de antemano, rellenando los pequeños huecos con otras cosas.
Cuando se le pregunta si este ritmo de vida lo hace sentirse más joven o más viejo la respuesta no es definitiva. Por una parte comenta que el hecho de viajar y ver cosas nuevas le hacen sentirse como un jovenzuelo. Sin embargo, el cansancio y el estrés acumulado al vivir tan rápido y sin tener una base fija le hacen sentirse mayor y desubicado.
Andy cree que si no hubiese sido crupier hubiese acabado trabajando como profesor de historia.
Y esta es la vida a grandes rasgos del que es posiblemente uno de los crupiers más respetados del mundo.