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Chris Moorman tuvo un mentor muy especial, Doyle Brunson

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En general, el relevo generacional en el poker ha sido visto ppor el espectador casual como un acto cainita.

Los jóvenes criados a la teta de las herramientas de análisis han menospreciado las habilidades de los veteranos curtidos en mal iluminados garajes y en los almacenes de las licorerí­as. Desde el otro bando, nunca se ha querido reconocer el avance tan asomboso que se ha producido en el estudio del poker, y se ha idealizado el poker en vivo como el dojo en el que los maestros te miran a los ojos, desnudan tu alma y el engreí­do alumno se ve indefenso.

La realidad, emprero, se aleja del estereotipo. Veteranos y noveles comparten espacio en el poker online y en el vivo, y el peso que tienen los veteranos en la industria les otorga un poder que requiere sabidurí­a y humildad para ser compartido.

Si se quisiera convertir esta historia en mito griego la figura paterna, el dios dispuesto a intervenir en la vida de un mortal de singular valor, serí­a el Padrino del poker, Doyle Brunson. El joven, la mayor estrella de los torneos online de las últimas dos décadas, Chris Moorman, un jugador capaz de acumular casi 17M$ en premios cuando ciertos buy-ins y bolsas que hoy se ven a diario en las salas no eran tan habituales.

El pasado verano Moorman confesó a Pocketfives que empezó a jugar al poker en una sala online en la que Doyle Brunson arrasaba las mesas de high stakes de Limit Hold’em y del nuevo formato que se estaba poniendo de moda gracias a la televisión, el No Limit Hold’em.

«Me leí­ el Super System de cabo a rabo«.

La banca del aspirante a pro creció y pronto estuvo en situación de coincidir con su í­dolo.

«Lo más probable es que la primera vez que le vi fuera en la tele, en High Stakes Poker, pero también tuve la suerte de me me tocó jugar contra él en el WPT 25K$ del Bellagio, un momento alucinante para mi«.

Ahora, desde esta perspectiva, se entiende mejor que la primera incursión del Moorman en la industria como jugador patrocinado fuera en 2009, cuando firmó con la hoy extinta Doyle’s Room.

«Quedamos para cenar en el Asia de Cuba de Londres, que ahora es uno de mis restaurantes favoritos. Es un excelente conversador y fue una experiencia fascinante«.

El interés de Doyle en Moorman no fue solo profesional Hubo un momento que Moorman quiso recordar en especial, y que demuestra lo útil que puede ser el intercambio de ideas y experiencias entre las distintas generaciones.

«Una vez le llamé para pedir consejo durante un periodo en el que tuve muchas dificultades para encontrar mi juego. Me ofreció una perspectiva muy buena sobre las cosas y me ayudó a reconocer que la vida no era tan mala«.

Moorman volvió por sus fueros y aún sigue ganando torneos online, éxitos que ha sido capaz de reproducir también en el circuito en vivo. Todos los que habéis sido expulsados de un torneo por una jugada maestra del británico, ya sabéis a quién le tenéis que dar las gracias.