He recibido algunas muestras de apoyo, y las agradezco. Esto me ha hecho pensar, aún así no comprendo mi situación en el jugón. Estoy teniendo muy mala suerte, estoy jugando muy mal o es que verdaderamente soy malo y me merezco ganar ya la medalla del fish del mes.
He estado pensando en estas tres posibles soluciones al enigma y he recordado viejos tiempos, y en verdad, ya son muy viejos. Recuerdo en los torneos multitudinarios del jugón de hasta 80 personas que mi juego era muy similar y en cambio llegué a la mesa final en tres ocasiones de las cinco que tuve opurtunidad. Algo falla, lo noto. Estoy teniendo mala suerte sí, pero es que ni la suerte es tan cruel para dejarme fuera de la mesa final de las últimas 6 o 7 participaciones.
Estube pensando en dejar el jugón durante los próximos encuentros, soy un jugador ganador, no soporto perder el prestigio que me labré en mis inicios. ¿Quién teme mis faroles ya? Nadie, si ya se tiran all-ins cada vez que voy, es como una pesadilla, me desquició ante el all-in, yo nunca hago all-ins (bueno eso de nunca quizás es falso, pero sólo en situaciones deseperadas, verlos es otra cosa).
Bueno, lo que os decía, soy un jugador ganador cual aprendiz de Stu Ungar, por eso no puedo dejar el jugón, pensé luego. ¿El Getafe soy, recuerdas?(mi conciencia no me dejaba en paz, no podía dormir) No, no soy el Getafe -me vino a la cabeza de pronto- soy como el barí§a después de su sequía, soy arrogante (se que no es un don, pero es mi principal defecto, la maldita arrogancia me destruye, estoy acostumbrado a que me salga todo bien) y esto me está impidiendo avanzar. ¿Cúal es la razón de que pierda entonces, de que fenezca como un labrador oprimido ante las dificultades?
La razón, amigos, ya la he encontrado, por fin. Todo pensaréis, que pesado este Thorharl con sus posts paranóicos hablando siempre de que ha encontrado la fórmula para ganar ese jugón en el que nunca hace nada. Tenéis razón, pero esta vez es diferente. Lo prometo, ya no puedo fallar. Perdía porque estaba cegado con ganar el jugón, en cuanto llegaba el domingo estaba ansioso porque llegará la hora del inicio, la hora donde al fin remidiria mi penuria en el jugón, esa hora donde al fin podría dejar atrás mi derrota. Cada semana la presión era mayor, era asfixiante, sólo pensaba en lavar mis últimas actuaciones y lo único que hacía era ahogarme en mi propia desazón. Ya lo había perdido todo, toda esa ilusión por ganar el jugón y demostrarme que podía ganarlo.
El jugón se convirtió en la perdición, era como una droga, 30 jugadores, todos muy buenos, ningún pez, y 15$, 15$ que en el fondo nadie quiere, todos quieren la primera posición, no por el dinero, sino por la autosatisfacción. Ese es mi problema, quería demostrarme a mi mismo que podía ganar el jugón y no hago más que caer y caer por culpa de eso. De hecho estoy pasando una mala racha en las mesas, no sólo en el jugón, pero ya no estoy desquiciado, ya entiendo el porqué pierdo.
Ahora tengo encontrar la manera de ganar.
Perdonar por todo este rollo, pero lo he escrito porque tenía que escribirlo, porque era la única manera de liberarme de todas las cosas que me hacían perder en el jugón 🙄 .
Se despide Thorharl desde el diván de la locura (coño que bonito).
Ya me he curado