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Caos en el Borgata: ¿Son capaces ciertos casinos de soportar el éxito del póker en vivo?

Los jugadores acudieron en masa al primer torneo grande del Borgata en dos años y se demostró que la plantilla actual del casino no alcanza para dar cabida a los grandes fields que se vienen reuniendo tras la pandemia a nivel nacional.

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El pasado fin de semana, la dirección de torneos del casino Borgata de Nueva Jersey, uno de los templos del póker a nivel mundial, vivió algunas de sus horas más negras.

El que iba a ser el regreso triunfal del póker de torneos a escala nacional a una sede icónica del circuito, un evento especial de 400$ de entrada y 200.000$ garantizados que pretendía aprovechar que el lunes era festivo en el país, acabó en caos, por culpa de los embotellamientos en el registro.

Cada tercer lunes de febrero, en Estados Unidos se celebra el President’s Day. El Borgata eligió este fin de semana para arriesgarse a programar algo más que torneos diarios y reabrir su poker room al circuito en vivo, y programó dos días 1 para el domingo, a las 10:00h y a las 19:00h, y el día 2 para el festivo.

Centenares de jugadores de los alrededores se echaron a la carretera en la víspera o en la misma madrugada del torneo para tomar parte en el evento, a pesar de que no se había hecho ninguna promoción especial del torneo, más allá de avisar de su inclusión en la parrilla de actividades para el President’s Day en la página web del casino.

El garantizado ya daba pistas de que la organización contaba con obtener un buen número de registros, 500 para no tener que pagar overlay, Aún así, en teoría, esa cifra debería ser una minucia para la capacidad organizativa del Borgata.

Sin embargo, la dirección de torneos se vio sobrepasada por la respuesta del público. Se formaron colas gigantescas ante los cajeros. El registro se abrió a las 07:30 y a la hora de inicio del primer torneo, a las 10:00, la línea recorría toda la poker room y alcanzaba los restaurantes de la fachada principal.

El conocido jugador del circuito norteamericano Ryan De Paulo, que ni siquiera estaba en el Borgata, hizo llegar este vídeo a la comunidad para advertir de la situación, con el fin de que todos los que estaban pensando a acercarse al registro tardío se ahorraran el chasco.


El primer día 1 quedó rápidamente abarrotado, con más de 800 jugadores, y las entradas para el de la tarde volaban.

A eso de las 16:00, el casino anunciaba oficialmente que había llegado a su límite de recepción de jugadores para ambos días 1, y mandaba al resto de la cola a casa. Tres horas antes del «shuffle up and deal» de la tarde.

Hubo gente que, después de hacer los preparativos para el viaje, estuvieron más de cuatro horas esperando para alcanzar la ventanilla y, aún así, se quedaron sin entrada ni para la mañana ni para la tarde. En Twitter, se cruzaban las quejas de los que no se habían enterado de que se jugaba el primer torneo importante en los dos últimos años por la falta de publicidad y las de los que querían dejar por escrito su decepción por cómo se les estropeó el domingo en el casino por culpa de la falta de aforo.

La experiencia de quienes lograron llegar a la ventanilla tampoco fue del todo satisfactoria. Las quejas fueron continuas en redes sociales, como la de este jugador que después de hacer tres horas de cola recibió un stack de 25bb. «Estuve más tiempo en la cola que jugando«.

A riesgo de entrar en el terreno de la especulación, leyendo a todos los reporteros del otro lado del Atlántico que han escrito sobre lo sucedido en el Borgata se pueden destacar dos importantes factores en todo este embrollo.

Salta a la vista que el casino se vio desbordado por la afluencia de clientes.

En un torneo con un garantizado calculado para 500 jugadores, hubo que utilizar los mismos métodos que en el Metro de Tokyo en hora punta y abarrotar la tanda matutina con más de 800 personas.

En el Borgata se vivió una situación similar a la que se dio en los torneos de primavera del año pasado en Florida. En los eventos organizados por el Hard Rock en marzo de 2021, los primeros tras la reapertura de los casinos tras el confinamiento, se batieron todos los récords de participación. A lo largo de todo el país, las bolsas han triplicado e incluso quintuplicado algunos garantizados.

El casino de Nueva Jersey es el centro neurálgico del póker en la zona noroeste de los Estados Unidos, una de las más pobladas del país, y llevaba dos años sin programar un torneo de este tamaño.

La falta de una publicidad más agresiva parece ahora un cauteloso plan para minimizar las posibilidades de que se organizara el tumulto como el que de todas maneras se dio en la mañana del domingo.

Sin embargo, llama la atención que una de las mayores poker rooms del mundo, que anticipaba una posible aglomeración de personas para el mayor torneo de los últimos dos años en su casino, no tuviera preparados los recursos necesarios para amortiguar el golpe. En este punto entra en juego el segundo factor que se apunta a pie de mesa para todo lo ocurrido en el Borgata.

En Estados Unidos, la pandemia ha provocado una importante crisis en las relaciones laborales. Las empresas se quejan de que les cuesta encontrar trabajadores, y se han visto campañas en prensa con multinacionales animando a trabajar a jubilados o a niños de 15 años.

Hasta la pandemia, la clase trabajadora parecía resignada a aceptar un ritmo de vida en el que un empleo a jornada completa no te aseguraba ni siquiera un techo bajo el que cobijarse. El confinamiento ha animado a muchas personas a conciliar mejor su vida social y su vida laboral, y muchos sueldos no son competitivos.

El Borgata recortó un gran porcentaje de su plantilla en septiembre de 2020. Mucha de la fuerza laboral especializada que le permitía organizar grandes torneos como el WPT se perdió con la pandemia. Llevan solicitando personal desde mediados del año pasado, sin demasiado éxito, y les está costando mucho reconstruir su organigrama.

Torneos puntuales, como el del President’s Day, se pueden encontrar con una repentina falta de crupieres, situación que encaja perfectamente con los hechos que hablan de largas colas de cuatro horas y un repentino anuncio de cierre del registro para todos los flights, como si en un momento se hubiera alcanzado un límite de capacidad para el torneo en marcha y a la vez fuera imposible conseguir más personal para la tarde. Y más aún si la estructura inicial se limita a una sola jornada, que parece el error más grave en toda esta sucesión de acontecimientos.

Lección aprendida, imagino.